LA ARMADURA DE DIOS

Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del siglo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los cielos”, Ef.6:11-12.

 

Siempre oímos hablar de cómo, en la antigüedad, los soldados sin armaduras no resistirían a los ataques enemigos sin que las flechas los traspasaran, o aún una lanza. Pero, yo hoy quiero hablar de lo opuesto: como un soldado no resistiría colocando su armadura en él. Y nosotros tenemos que saber andar con la armadura sobre nosotros. David no sabía andar con la armadura de Saúl, no tenía como luchar usándola.

Los soldados romanos en los tiempos de Cristo y después, siempre fueron conocidos como soldados implacables, disciplinados e invencibles. Y así eran, en verdad. Pero, escribe un general del ejército romano que, cuando otros ejércitos fácilmente derrotaron al disciplinado ejército romano, años después de que han sido invencibles, la culpa fue de los propios romanos y de sus dirigentes por una razón bien obvia: sus armaduras. No que las armaduras fueran malas o poco prácticas, sino antes porque un ejército invencible fácilmente recibía órdenes de no colocar sus armaduras cuando estaban en paz aparente y cuando no estaban en guerra y así se quedaban sin entrenar. Su reputación e invencibilidad los traicionó.

Esto es, los soldados pedían quitarse las armaduras porque no estaban en zona de guerra y no se avistaba enemigo que se atreviera a enfrentarlos. No querían que los héroes fueran molestados cargando pesos sin necesidad. Luego, les era dada autorización para andar en los campamentos sin sus armaduras como premio de su fidelidad a su soberano y para que no se cansaran vanamente. Pero, eso siempre fue algo que los dejaba sin entrenamiento y los dejaba en bajo de forma física. Lo que aconteció enseguida fue desastroso para Roma: cuando oían guerra, los soldados romanos colocaron sus armaduras y estaban sin entrenamiento y su capacidad y resistencia física había disminuido muy drásticamente y no sabían ni manejar sus armas con armaduras vestidas, ni tenían gran resistencia física cargando tal peso sobre sí mismos. El general Romano escribió que fue a causa de eso que perdieron muchas guerras y se retiraron de los territorios conquistados.

¿Qué hace usted en tiempo de paz, soldado de Cristo? ¿Si es que usted sea uno! ¿Será que el diablo premeditadamente lo deja sin perturbaciones durante un cierto tiempo para alcanzarlo mortalmente en una ocasión futura cuando usted ya no sabe hacer uso de toda su armadura de la manera que debe y puede, esto es, por Cristo y en Cristo?

Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de la verdad, y vestidos de la coraza de justicia”, Ef.6:14.

Aquí Pablo nos advierte para que andemos con esa armadura siempre. Es bien frecuente en los creyentes, después de que hayan hallado su paz de espíritu, si se desvían de una búsqueda de verdad de tal forma que les sea real (pues verdad que no se haga real y práctica no es verdadera ni verdad aún). ¿Será que es realmente necesario que los problemas nos asolen y devasten noche y día para que aprendamos a buscar a Dios continuamente, para que sólo entonces nos sea real? ¿Será que, porque fuimos hechos justos de forma real, porque fuimos justificados, ya no buscamos una mayor justicia dentro de nosotros para con Dios y para con los otros (de nuestra parte y no para nosotros sólo)?

¿Será que buscamos ser fieles o nos hacemos indisciplinados e incoherentes, creyendo que somos aquello que Cristo prometió que seríamos aún? ¿Usted busca ser justo, busca esa justicia? ¿Usted busca que la verdad pueda volverse real, siempre y continuamente? Y si la busca aún, ¿será que también aún lo hace de tal forma que se haga real en sí y por sí en los otros del modo que es en sí? ¿O busca sólo conocimientos? ¿O busca aprender para enseñar a los otros y no para aprender a vivir personalmente también (y aún)? ¿Será que se desnuda de su coraza de justicia porque tiene paz de espíritu, si la tiene y no es fingida y si no es solamente consecuencia de la ausencia de problemas y de tentaciones?

 “Y calzado los pies con la preparación del evangelio de la paz”, Ef.6:15. Nosotros leemos de la boca de Cristo, “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”, Mat.5:9. ¿Será que su paz es realmente real? ¿Será que la paz que usted promueve entre hombres y entre Dios y hombres es real, es la de Dios? ¿O cura a la ligera las heridas del pecado, diciendo ‘Paz, paz, donde no hay paz’? Jer.6:14 ¿La paz que usted trae a los otros es ficticia o es realmente aquella que Dios promueve y da a conocer sin comprometer los valores reales de Su evangelio? ¿Cuál es el tipo de evangelio que predica? ¿Qué tipo de pacificador es usted? ¿Es uno de aquellos que acepta cualquier turista que anda con una Biblia en la mano, o que se llama pastor y no pasa de un lobo milagrero que roba a las ovejas de lo que ellas tienen, incluyendo sus almas, a través de un falso evangelio? Cristo sólo da paz a quien Él ve realmente convertido por dentro. Pero, hasta allá, será siempre así: “Pero los impíos son como el mar agitado; pues no puede estar quieto y sus aguas lanzan de sí lodo y lodo. No hay paz para los impíos, dice mi Dios”, Is.57:20-21. ¿Usted quiere paz y acepta paz a cualquier costo? O ¿sólo la acepta cuando es realmente real? ¿Y su evangelio, es puro y real o es doctrinario y de iglesia? ¿Él funciona a cada momento o sólo de tarde en tarde? Verifique si, por casualidad, no colocó de lado un verdadero evangelio práctico en toda su esencia debido a haber sido dejado sin perturbaciones por algún tiempo. ¿Será tan fácil así al diablo conseguir que usufructué de mentira usándose de palabrería de verdad? Verifique si sus pies están calzados aún con los zapatos originales de Cristo. ¿Su evangelio es igual (en la práctica) a lo que Cristo predicó y también Sus apóstoles? ¿Él es santo en todos sus aspectos? ¿Funciona? ¿Él es real?

Sobre todo, tomando el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”, Ef.6:16.

¿Será que sabe lo que mantiene una fe pura y flamante, quemando sin cesar? Cree que es el esfuerzo en creer? Pues, en la verdad, la única cosa que puede hacer perturbar la fe de un creyente real es un simple pecado que perturbe su relación con Dios. La mayoría de todos los creyentes creen en Dios cuando no pueden creer, es decir, olvidan que Cristo dijo, “Aquel que puede creer, todo es posible al que cree”, Marc.9:23. Él nos habló de los que pueden creer antes de hablar que todo es posible. ¿Será que cree porque su comunión con Dios permite una audacia tan natural que usted ni puede darse cuenta de ella como tal? ¿Su fe es real aún, como en el inicio (si es que fue real ya)? Usted cree en Dios como respira, ¿sin esfuerzo? O ¿necesita aún de la música de una banda como paño de fondo para poder envolverse y creer? ¿Necesita de música como paño de fondo para engañarse? ¿Necesita sentir aún o siente mismo y aún?

“Tomad también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”, Ef.6:17. ¿Será que usted sabe que la salvación es ser salvo del pecado y no del infierno, Mat.1:21, Juan 8:34-36? ¿Será que entiende que es que seamos salvos de nosotros mismos lo que cuenta (porque será mayoritariamente egoísmo que el diablo nos incita a hacer y a practicar)? ¿Será que entiende que la Palabra de Dios es para ser realmente usada por el Espíritu y no sólo por sí misma ni sólo para sí? Y eso “con toda la oración y súplica orando en todo tiempo en el Espíritu y, para el mismo fin, vigilando con toda la perseverancia y súplica, por todos los santos”, Ef.6:18. ¿Usted aún se mantiene en forma usando la Palabra de Dios? ¿Usa la espada de todos modos, o sólo usa los versículos preferidos? ¿Usa la Palabra de Dios para encantar a los demás, o para cortar el pecado afuera de los corazones de toda gente, incluyéndo los de usted?

Sería mejor verificar si no se indisciplinó porque su vida corre bien, si no se descuida porque cree que fue salvo para siempre del infierno persistiendo en sus pecados que lo hacen naufragar en su fe en una playa que usted cree que es retiro de santos, 1 Tim.1:19. Verifique si necesita de problemas para mantenerse cerca de Dios, para buscarlo y tema si así es. Si dejar de lado su armadura en tiempos de paz, no la sabrá usar en tiempos malos de guerra. Una fe de doctrina o una fe forzada (forzada aún), nunca asegurará a creyente alguno cuando un ataque enemigo que sea real y verdadero.

En tal caso, o el creyente pasa para el lado del enemigo llevando su Biblia consigo (algo que el enemigo muchas veces acepta), o él muere y desespera – es sólo una cuestión de tiempo hasta que una de las dos cosas acontecer. Por esa razón es que Cristo afirmó sin sombra de duda, que “el tiempo malo” llegará. Él habló de la hora “de la prueba que hay de venir sobre el mundo entero, para poner a prueba los que habitan sobre la tierra”. Quién consigue permanecer durante esas pruebas, será persona que se mantuvo puro delante de Dios y en Dios, fuera de toda la muestra de pecado y libre de cualquier sombra y sospecha de mal, con su vida total en luz absoluta e incondicional. “Por cuanto guardaste la palabra de mi perseverancia, también yo te guardaré”, Apoc.3:10. Tengamos en línea de cuenta que cada día malo llegará. Por esa razón leemos así:

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y estar firmes, acabado toda la obra”, Ef.6:13.

Cuídese, pues los romanos también creían que nunca se perderían y perdieron todo porque confiaron vanamente. No habrá creyente que pueda permanecer en Dios, sin Dios permanecer en él. Mantenga su vida limpia para ser operacional. Amén.

José Mateus
zemateus@msn.com