LA AUSENCIA DE DIOS

“Mas revestíos del Señor Jesucristo”, Rom.13:14 

Nosotros fácilmente hablamos de la muerte como algo que existe en vez de decir que la muerte es la falta de vida, es decir, la muerte es la ausencia de Vida y no algo que existe y subsiste por sí; decimos que existe oscuridad en vez de explicar que las tinieblas son la ausencia de Luz; decimos que existe tristeza y no que no tenemos la verdadera alegría en nosotros, es decir, Jesucristo en persona y de forma real. Por esa razón, la Biblia nos dice claramente “Revestios del Señor Jesús”. Es una pena que muchos corren atrás de la alegría y no atrás de Jesús.

Pasando por encima de los motivos, ignorando la ausencia de los motivos correctos, quiero aquí hablar de algo que me tocó profundamente hoy. Sé, en la verdad, que los motivos son un enorme dilema y que debido a ellos muchos creyentes no tienen a Dios – lo mismo cuando afirman que lo tienen. Es siempre una pena que las personas deseen a Jesús para ir hacia el cielo y no deseen irse al Cielo porque es allá que está Jesús; que deseen a Jesús a causa de la bendición sobre su negocio o sobre su noviazgo y boda y que no deseen una bendición sobre esas mismas cosas debido a Jesús, a causa de él, llevando a su Creador en cuenta, pues, para eso fueron creados. Muchos se van a su tierra por la familia, por el padre suyo, pero hay pocos que se quieren ir al cielo por Jesús. Debería ser nuestra boda el instrumento para la vida que Dios da y no el inverso. Las cosas están al contrario en este mundo.

Pero, si tenemos en cuenta que la existencia de los motivos errados son, en la verdad, la pura ausencia de los correctos; si lleváramos en cuenta que muchos mienten cuando dicen que tienen a Dios sólo porque nunca, en el verdadero sentido de la Palabra, tuvieron a Dios realmente como Él es y, por eso, no saben cómo es tener a Dios; si sabemos que la mentira existe sólo en el lugar de la verdad y que las personas hablan de Dios porque Él existe y está por cerca y no porque lo tengan de verdad; podemos también así estar conocedores que la falta de fe prueba que existe algo verdadero en que creer también. La insistencia de un ateo en mostrarme que Dios no existe, sólo me da prueba que Dios existe de hecho. Si Dios no existiera, él no se daría cuenta de la palabra “Dios”. Del mismo modo, cuando un creyente quiere mostrar a toda costa que Dios está en su vida, sólo me comprueba lo opuesto, pues siempre que Dios está en alguien eso se nota a la distancia – ¡aunque sea del otro lado de un continente!

Muchos creyentes nunca convencen a nadie porque cualquier persona más o menos honesta prueba que Dios no está en la vida de quien afirma que Él está en él o en ella. ¡Las Iglesias existen hoy de la forma como existen, sólo porque las personas fácilmente aceptan mentira y tienen un enorme miedo y pavor de vivir sin sus mentiras o irrealidades que afirman que son verdaderas! Todos allí creen que, si colocamos de parte la irrealidad de todo cuánto se afirma, estamos abandonando la fe. Nunca se tiene la fe como ¡“Creer en la Verdad”! Y la verdad es realidad, pues verdad que no sea real es mentira. ¡Del mismo modo que un católico teme sólo pensar que su imagen no tiene cualquier valor real (pues ni se mueve por ella mientras más por quien le suplica), de ese mismo modo, un Pentecostal teme pensar que Dios no le va a multiplicar lo diezmos que ofreció a una iglesia para su pastor poder comprar un avión privado! Si Dios bendice a alguien que da a quienquiera comprar lujo, Dios cambió mucho.

De ese mismo modo, vemos como una chica teme pensar que su prometido es la persona errada antes de casarse para descubrir eso mismo sólo después de la boda. ¿Será bueno descubrir el error antes que este nos pueda hacer mal, o después de herirnos y cuando ya no tiene vuelta? ¿Será que una boda se salva mejor después de haber herido el corazón y el alma, o antes de eso? De igual manera, ¿porque esperaríamos por la muerte para comprobar si Dios y Vida existen después de que pasemos para el lado de allá del valle, cuando nos podemos revestir de Jesús ahora y ya?

En la verdad, la ausencia de Dios como Él es, el vacío que existe en mí, dentro de mi hogar, dentro de mi empleo que me da el sostén terrenal, sólo prueba que me falta algo que insisto en no aceptar o buscar para hallar porque tengo miedo de abandonar todo aquello en que creí como verdad, siendo mentira. La verdad es para los audaces. No es sacrilegio abandonar una fe por cambio de un Dios real. En la verdad, es un enorme crimen personal y universal nunca hallar sólo porque “somos católicos”, o porque “somos protestantes y creyentes” o porque “Dios no existe”. Es una pena que las personas se dejen engañar con tanta facilidad cuando tienen verdad a un palmo al frente de su propia nariz: basta que clamen al propio Dios para que puedan oír las palabras de Su propia boca.

“Había en cierta ciudad un juez que no temía a Dios, ni respetaba los hombres. Había, también, en aquella misma ciudad, una viuda que iba a tener con él, diciendo: Me hace justicia contra mi adversario. Y por algún tiempo no quiso atenderla; pero después dijo consigo: Aunque no temo a Dios, ni respeto a los hombres, sin embargo, como esta viuda me incomoda, he de hacerle justicia, para que ella no continúe en venir a molestarme. Prosiguió el Señor: Oí lo que dice ese juez injusto. Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que día y noche claman a él, ¿se tardara en responderles? Os digo que deprisa les hará justicia. Pero cuando viniera el Hijo del hombre, posiblemente ¿hallará fe en la tierra?” Lucas 18:2-8. Amén.

José Mateus
zemateus@msn.com