EL CORAZÓN DEL HOMBRE TIENE DOS LADOS, COMO LAS MONEDAS

Es sabido que se necesita mucha paciencia y dedicación para obtenerse sabiduría capaz y hábil para lidiar con el corazón del hombre – aun más con el nuestro. “En vuestra paciencia poseéis vuestras almas”, Luc.21:19. La intención de este texto es proveer algo a todos aquellos a quienes les gustaría entender mejor el corazón del hombre y sus vertientes para que aconsejen mejor y aprendan a lidiar y a limpiar sus propios corazones también. Es urgente estar limpios e irreprensibles delante de Jesús y a través de Él. El mundo no puede esperar más. El instrumento que intento usar aquí para una mejor comprensión del funcionamiento de nuestros corazones es la ilustración de que todo corazón humano, toda la virtud o defecto tiene siempre sus dos lados (y a veces más que dos). La verdad que pretendo realzar es que existen más factores a llevarse en cuenta cuando tratamos con pecados o virtudes. Teniendo esta idea de los dos lados de cada corazón más arraigada en nosotros, es obvio que obtendremos una mejor perspectiva de cómo podemos profundizarnos en la justicia del corazón, en la santidad y en la simplicidad de una vida celestial aquí en la tierra. Necesitamos tener en cuenta como nuestro corazón funciona, exponiendo defectos en la luz y evidenciando la vida de Jesús, aun que esa vida se manifieste en nosotros o a través de nosotros sin que nos demos cuenta.

Necesitamos saber lidiar con la izquierda y con la derecha simultáneamente. Por ejemplo, no sabremos tratar con el fanatismo, anulándolo, si no supiéramos que debemos lidiar con aquella impulsividad e impaciencia de saltar los medios que llevan a los fines. O sea, lidiar con aquellas cosas que hacen el fanático estirar la mano para los fines sin querer pasar por los medios que alcanzan esos fines. Sabemos que el fanático no es aquello que intenta ser o demuestra ser porque no le gusta pasar por la regeneración de todo lo que es y de todo lo que hace. Un fanático es un mentiroso y engaña a si propio. Existen esas vertientes en él y, sin embargo, pocos se dan cuenta porque él ejerce presión para desviar las atenciones y los sentimientos de aquellos con quienes habla, haciendo con que las personas sientan aversión y repudio por lo que hace y por el modo cómo lo hace. Fanatismo es intentar saltar el muro y rehusarse a entrar por la puerta. Es la rehúsa de tener que pasar por la vergüenza de fuera de la puerta (o del campamento) e intentar obtener acceso directo a la vida eterna sin abdicar del corazón terreno, Heb.13:12,13. Necesitamos saber cuáles son los orígenes del fanatismo, viendo sus otros lados y causas. Es la causa que lleva a la luz el comportamiento, el sentimiento, la actitud etc. “Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado”, Stg.1:15. Yo creo firmemente que cada corazón tiene sus dos lados, sea ese corazón bueno o malo. Creo, también, que necesitamos saber lidiar profundamente (hondamente) con ambos lados, so pena de que los pecados permanezcan intactos debido a su escasa exposición a la luz. Y respecto a las virtudes, evitar que permanezcan pálidas y sin vida por no darnos cuenta de cómo funcionan en nosotros. Sólo así “la paciencia tendrá su obra completa en nuestros corazones”. Y en la medida que vayamos dándonos cuenta de que la obra exclusiva del Espíritu Santo en la tierra es la transformación de corazones desde su raíz, pronto nos dedicaremos a esa obra con mayor dedicación y atención. Sólo los sabios consiguen salvar almas. “…el que gana alma es sabio”, Prov.11:30. Sin sabiduría nadie gana almas a Jesús, aun que pueda ganarlas para la iglesia. Podemos estar seguros que toda la obra incompleta no será considerada obra en el juicio final. Que Dios logre que todos nosotros, sin excepciones, seamos hallados tan inocentes delante de Él cuanto Daniel en la cueva de los leones. Dios no niega lo que ve y ni altera su percepción o visión de los hechos.

Iré ejemplificar, en la medida de mis capacidades y dentro de la visión que Dios me ha dado, esta vertiente de la duplicidad del corazón. Más no será posible. Pero, creo que importante es prevalecer la idea de que necesitamos urgentemente tratar (lidiar) con más profundidad y más amplitud con nuestro corazón en la aplicación de todas las verdades del evangelio. Un día me surgió esta revelación sobre los dos lados del corazón del hombre, cuando iba en mi carro, meditando. La encontré maravillosa, pero lo más precioso fue la manera sencilla como todo se procesó dentro de mí. Con el tiempo, todo se fue abriendo y expandiendo hacia otras áreas y aquello que comenzó como una página es ahora un libro. Es bueno ver como el más ignorante y simple de los seres también es capaz de tener acceso y sacar provecho de la sabiduría de Dios. Basta pedirle. No obstante, siento que podría escribir indefinidamente sobre ese asunto. Sin embargo, miel en gran cantidad empalaga, aun siendo miel buena. Existen muchos más ejemplos, pero, como he dicho, lo importante es enraizar esta idea de que debemos considerar las varias vertientes de nuestro corazón. Es bueno que tengamos la libertad y la sabiduría para lograr saber más de esta faceta humana y que logremos llegar al punto donde la verdad “penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón (el nuestro)”, Heb.4:12.

Espero, también, lograr evitar que se hagan muchos juicios esporádicos, precipitados y equivocados sobre el corazón del hombre. Que Dios nos bendiga mucho. Amén.

  1. La simpatía de un hipócrita es encantadora e inmediatamente cosecha la atención de los que miran; el parecer de un hombre humilde y serio en su simplicidad es penetrante y a veces desconcertante y nos acobardamos si nos aproximemos de él. Pero en ninguno de los casos debe seguir los primeros instintos de su corazón, es decir, entregarse al hipócrita o alejarse de la simplicidad, pues no existe simpatía mayor que la de un hombre honesto y simple de conciencia y de corazón, como tampoco existe mayor dureza de corazón que la de un hipócrita.

  2. La puerta de la paz de espíritu se encuentra muchas veces entre las dunas de las dudas acertadas, mientras que las puertas para las tempestades del alma se hallan entre las certezas en error y en las dudas en error.

  3. Toda la tentación es lo opuesto de aquello que usted es o entonces será lo opuesto de aquello que debería ser. Muy raramente será aquello que usted es, pues entonces sería un modo de vida y no una tentación.

  4. Quien se abrasa en deseo será siempre alguien que nunca se satisfará, ni aún cuando se llena de todo cuanto su deseo puede asimilar y recibir; pero quien no se vicia emocionalmente, será una persona casi siempre satisfecha y fácilmente alegre.

  5. Un enemigo es alguien que ayudará a su enemigo contra usted; amigo es aquel que ayudará a su enemigo a arreglarse con su Creador y consigo a punto de que se amen para siempre y no aquel que intenta manteneros alejado uno del otro.

  6. Cualquier lengua tiene tantos músculos para hablar cuántos tendrá para contenerse. Pero su motor de arranque está dentro del corazón y el botón para conectar y desconectar se halla en la paz de espíritu y de conciencia. Quien habla demasiado, habla porque nunca tiene paz y por esa razón necesita que otros presionen su botón por él.

  7. Una lengua que se calla acertadamente conoce siempre el contenido de la tentación de hablar cuando no debe, pues ¿de qué otro modo tomaría conocimiento de cuando se debe callar? Muchos se preocupan porque son tentados cuando debían dar gracias a Dios por la mayoría de todas sus tentaciones, pues son ellas las que nos manifiestan donde no debemos andar y lo que no debemos pensar hacer. La tentación tiene el poder de atraernos para caer, cuanto tiene el poder de hacernos subir el próximo escalón de la santidad. Sin tentación no existirían demonios, es correcto, pero sin ella también nunca existirían santos en un mundo como el nuestro.

  8. Estar callado cuando se debería hablar es pecado tal como quien habla mucho peca mucho; pero quien sabe callar sabia y oportunamente, será hombre para ser siempre tentado a estar callado siempre que debería hablar. Todas las virtudes tienen su contra-semejanza pecaminosa – cuídese.

  9. Cualquier boca que lisonjea es boca hecha para criticar, pues quién lisonjea y quien critica tienen el mismo corazón. Quien agrada a las personas es persona hecha para disgustarlas también - sólo la persona que agrada es quien se hace desagradable. Quien agrada a las personas es egoísta y quiere ser agradado. Y quien no desea ser agradado, es una persona agradable de naturaleza.

  10. Cualquiera que diga buenas cosas de sí porque recibió algo de su mano, será siempre alguien que también puede decir cosas ruines a su respecto, en caso no reciba un piropo o recompensa como retribución por el bien que cree que le hizo hablando. Cuídese contra lisonjeadores y nunca confíe en ellos, antes trátelos cómo quién puede esparcir cuestiones sobre su prójimo. Quien lisonjea también maldice, sin sombra de duda.

  11. La muerte interior es causa del pecado del hombre, la cual, en su engaño se halla siempre viva; pero quien es viviente por haberse encontrado con Dios personalmente y verdaderamente, puede ser asolado por la duda sobre la Vida porque su vida se hizo diferente de aquello a que estaría habituado y porque oye la muerte hablar en su soberbia alegando ser ella la viviente. Las personas creen más en aquello que oyen que en la verdad, aunque puedan oír la verdad también.

  12. Cualquier persona que se dice ser algo en su soberbia, es siempre alguien que irá a desesperar en tiempos difíciles, pues cualquier tipo de arrogancia es señal de flaqueza camuflada. Es la forma que los humanos adoptaron de encubrir y que se hizo natural e inconsciente. Pero todo aquel que confía y despeja simplicidad ante la turbulencia de vida, estando su Dios de cerca y dentro de sí, será siempre alguien que ni en medio de la riqueza dejará de ser simple y humilde honrador de su Creador, pues refleja la imagen con que fue creado y no lo que posee; (la soberbia es intentar reflejar aquello que poseemos, mientras la humildad es dejar pasar aquello que somos independientemente de lo que poseemos - no lo que creemos que somos). En todo caso, tal como la paz de espíritu es una tentación para cualquier soberbio, también la turbulencia puede venir a afectar a quien conoce a Dios aunque ni el uno ni el otro consigan salir de su puesto por ellos, a no ser que el soberbio sea transformado encontrando a su Creador o el hombre humilde y confiado se deje seducir por la soberbia del rico y peque.

  13. Cualquiera que se ensoberbece cuando todo le corre bien, será siempre alguien que desespera cuando las cosas aparentemente le corren mal. Quien se ensoberbece en el abastecimiento, es alguien que en la verdad nunca confía en Dios y su corazón no está fijado en Dios sólo y por esa razón irá a entrar en desesperación fácilmente así que Dios le cubra de males que no hacen mal a nadie y los cuales tienen el poder de hacerlos en bien, transformando.

  14. Alguien que se acomoda cuando todo le corre bien será siempre alguien que huye delante de problemas y obstáculos. Cualquier persona que enfrenta males con una sonrisa y los vence sin ser hipócrita y fingido sonriendo, estando en Dios aún y será persona útil y trabajadora en tiempos de paz. Quién no hace nada en tiempos de paz, también nunca conseguirá hacer alguna cosa en tiempos de preocupaciones, aunque parezca estar muy atareado preocupándose mucho sin motivo. El motivo de las preocupaciones somos nosotros y no los problemas que enfrentamos.

  15. Creer en Dios sólo cuando todo nos corre bien es siempre sinónimo de lujuria escondida; pero creer en Dios dentro de una tempestad (siendo verdad que Dios está allí presente de hecho) y estar descansadamente confiado sin fingimiento entonces, significa que tal persona aún dentro de la prosperidad y abundancia nunca dejará de asegurar la mano de Quien creó el mundo en seis días para desviarse por la plenitud que le llovió del cielo. Y acordémonos que Dios descansó después de trabajar - no antes.

  16. Toda lengua que dice cosas erradas en momentos ciertos también es lengua para decir cosa correcta fuera de tiempo o de forma errónea. Por eso muchos predican la verdad sin ser por Dios y no juntan con Jesús y son hallados esparciendo. Pero, para sintonizar su lengua bastará ser libre por Cristo (y no por la iglesia), sintonizar la lengua con la inspiración, perder el miedo de errar y desterrar para siempre el deseo de agradar a las personas, sean estas religiosas o no.

  17. Cualquier corazón que exige cuando no debe, será corazón que rechazará y que no recibe cuando le sea dado.

  18. Hombre que no cree en la verdad, por invisible que esta sea (pues, para el ciego la luna no existe fuera de su imaginación), cree fácilmente en una mentira y deja su alma a ser llevada para la ilusión una y otra vez siempre que esta le toque a la puerta, aunque note que vuelve vacío siempre y cada vez que planea lejos de su Creador. Cualquier orgulloso está tan apto para no creer en la verdad, aún sabiendo que puede ser verdad, cuanto estará apto a creer en una mentira, aún sabiendo que no pasa de una ilusión. Por esa razón las personas intercambian la lectura de la Biblia por novelas y romances imaginarios tan fácilmente y sólo porque se dejan seducir con algo susceptible de intrigarles al punto de que se dejen llevar hacia la anestesia que irá a matar.

  19. Es preciso hacerse humilde para recibir de una mano humilde sin sentimientos de contrariedad, tanto cuanto es preciso hacerse arrogante para exigir de una mano de caridad y llena de simplicidad. Sin embargo, será tan penoso para un humilde recibir de la mano del orgullo cuanto será para cualquier orgulloso recibir de un hombre simple y humilde. Pero, el orgullo recibe de él mismo o de un igual a sí, por mucho que se rechace a parecer por fuera aquello que no es por dentro.

  20. Alguien que confía cuando está en Dios, viviendo de Su presencia por dentro y por fuera, será siempre alguien que fácilmente entra en un ciclo de duda así que se halla fuera de esa misma presencia de Dios porque ella es real y el creyente es simple – ambas cosas son fe, pues hasta la duda que se manifiesta es una reacción espontánea a una verdad, a un hecho y la fe es creer y reaccionar a una verdad. Pero, todo hombre que no cree dentro de la presencia de Dios, será siempre alguien que cree con mayor facilidad fuera de ella – ambas cosas son incredulidad, tanto el no creer cuando todo es real y verídico, como el creer ilusoriamente. Es el mismo corazón que reacciona de esa manera distinguida en circunstancias diferentes, siendo factor determinante la presencia o la ausencia de Dios. Tanto los crédulos como los incrédulos creen y dudan, pero donde uno cree más fácilmente, el otro duda y viceversa. Algunas dudas de un creyente son, en la realidad, consecuencia de una fe real y que en nada es fingida, mientras que las certezas de alguien alejado de Dios son siempre consecuencia de la incredulidad.

  21. El egoísta da siempre que puede recibir algo como contrapartida, aunque aquello que recibe de vuelta sea una mera ovación y el vacío de un elogio. Decir que un egoísta no da, o es engaño e ignorancia apoderándose de la persona o es mentir. Sin embargo, es resistente en dar siempre que sabe que no recibirá reconocimiento o contrapartida por lo que hace. El amor real siente resistencia en dar siempre que sabe que va a recibir una contrapartida y tiene mayor libertad para dar cuando sabe instintivamente que es una obra sin retorno. Sin embargo, creo que un hombre perfecto da siempre libremente en ambas circunstancias, pues no tiene corazón para dejarse seducir o impresionar por aquello que una dádiva puede robar de él o darle en retorno y tal hombre sólo hace y actúa conforme es, independientemente de lo que pase a continuación.

  22. Cualquier creyente mundano es peor que pagano y tiene siempre tendencia a creer sólo cuando el Dios verdadero es una mera ilusión o ya una memoria de su mente y se halla ausente de él, la cual cree en lo que desea fuera verdad. Su fe es una forma de intentar comprar a Dios para poder bendecir en su provecho, es moneda de cambio y nunca una constatación de verdades, hechos y realidades actuales y presentes.

  23. Un creyente sano y puro en su simplicidad entrará en duda si aquello que cree sea ilusión, pero su confianza y seguridad será tan simple y natural como su respirar en caso que no esté separado de Dios - ni le pasa por la cabeza esforzarse para creer y la incredulidad es para él cosa que no entiende y no asimila fácilmente dentro de sí. Será preciso que un impío luche para creer en Dios y que Dios ande con él, tanto cuanto será necesaria una lucha para que un limpio de corazón no crea siempre que la verdad le pueda ser real. Por eso, siempre que necesite luchar para creer en Dios, prefiera limpiar su corazón por encima de intentar creer.

  24. La verdad hace sentido al corazón saludable, tanto cuanto esta será algo cuestionable para quien tiene la naturaleza de su corazón calcinada por la incredulidad, la cual existe porque pecó y se separó de Dios, o nació por la perversidad; ambas cosas son originadas por los malos-tratos que sufrió viviendo fuera de la realidad de un Dios Vivo, hallándose entregado a las tempestades y a la erosión de una conciencia tranquilizada por el mal, la que creía que andaba con Dios siempre que no era verdad. Pero, de la misma forma que un incrédulo cuestiona la verdad, así hace con la ilusión el creyente que no es ficticio, pues la cuestiona de inmediato sorprendiendo los que se agradan mutuamente entre sí y a sí mismos porque son ficticios y fingidos.

  25. Quien agrada a los otros es fingido y no ama a quien quiere agradar. Quien agrada, se ama a sí mismo y dice que ama para poder ser amado y no para abrir la puerta para derramar el amor que fue derramado en sí - si es que fue.

  26. Cualquier hombre que miente es alguien que tiene dificultad en creer en una verdad también, de la misma forma que un hombre de corazón verdadero inmediatamente se cuestiona acusando la duda así que surge una mentira en el aire o dentro de sí, aunque camuflada. La diferencia reside entre el espíritu de quien oye o de quien habla, algo que se siente y se nota inmediatamente en el aire. También existe un género de presentimiento a la verdad entre dos verdaderos, pues las personas se entienden y se creen por aquello que son, más que por aquello que dicen unos a los otros. "¿Acaso andarán dos juntos si no estuvieran de acuerdo?" Amós 3:3.

  27. Cuando un mentiroso hábil dice una verdad, todos dudan de lo que dice, pues no sabe ser verdadero y todos notan el temblor de su voz. De igual manera, siempre se oye un terremoto en la voz de un verdadero de corazón cuando miente.

  28. Cuando alguien siente culpa y ni sabe de qué, eso nunca puede ser considerado como convicción de pecado. Isaías especificó que era su lengua que era impura porque aprendió el modo de su pueblo tal vez pensando que era cultura y deber, Is.6:5-7. Una culpa poco definida y poco específica puede venir a ser considerada como acusación maligna, deseo masoquista u otra cosa que pueda ser, pero nunca como convicción de pecado. El malestar de espíritu es uno de los derivados del pecado, pero va a tener que hacerse algo específico porque la persona que se puede sentir culpable sin serlo, por descontado nunca se sentirá culpable cuando y donde debe y evitará mirar sus culpas verdaderas de frente también. Quien se culpa y acusa mórbidamente es siempre alguien que encubre su verdadero ser o tiene aún el hábito de así proceder, culpándose y rechazando manifestar sus verdaderas culpas. Culparse es encubrir o intentar disculpar y quien encubre sus pecados nunca prosperará, Prov.28:13. El corazón de cada hombre tiene siempre esos dos lados. Y también será verdad que, quien mira sus culpas reales de frente nunca se dará cuenta de la ilusión en forma de culpa.

  29. Quien evita a alguien porque no le gusta esa persona, será siempre alguien que se aproxima de quien gusta también y ni en un ni en el otro caso llevará en cuenta la voluntad de Dios para ellas. Quien se disgusta por elección personal, disgusta a Dios y agrada a los hombres. Sólo disgustará a las personas quienes quiera agradarlas, porque la promesa hace deudas.

  30. Quien evita a un siervo de Dios porque no aprecia algunos de sus modos, siendo mezquino sobre ciertos asuntos en perjuicio de otros, también tendrá tendencia para aproximarse de un siervo de Satanás si no disgusta de él y de sus modos, aceptando el mal final, también, porque le gusta el modo inicial de él. Por eso es que los malos se presentan como buenos: porque los humanos corren atrás de las apariencias aunque digan que no lo hacen así y aunque tengan conocimiento de esa situación. Después de decepcionarse, corren para volver atrás y se ponen a hacer lo mismo una y otra vez hasta que la vida acabe. Si pudieran vivir mil años, mil años correrían atrás de todo tipo de engaño de ese mismo modo, por repetición. Ese es el estado de espíritu de quien fue creado perfecto y que ahora vive del mal, muriendo cada día mientras cree que vive.

  31. Quien se hace desagradable y amargado debido a aquellos modos que la verdad usa y son absolutamente necesarios para la Vida en una persona, aceptará los modos de él que nunca se transformarán en Vida también y los cuales generan la muerte en nosotros.

  32. Quien se hace mezquino y sentimental sobre cosas insignificantes cuando alguien les quiere traer otras importantes y salvadoras, llevándolas preferentemente en cuenta, esa persona ciertamente aceptará mezquindades siempre que cosas muertas le sean ofrecidas sutilmente también. El mal y lo que se halla bien no se halla en las infantilidades de las personas, pero antes en la esencia de todo su mensaje transportado escondidamente por el ser que es. La persona implica con la cáscara porque se disgusta del grano que está dentro de ella o la acepta porque gusta de lo que ella contiene. Si alguien implica y se aborrece con el exterior de algo, ciertamente está evitando su interior.

  33. Si se lidia con el más pequeño de los seres muy naturalmente, sin sentirme superior a él en ningún aspecto, también tengo un corazón que se sentirá en casa con la persona más importante de todas. Si me siento superior al menor, me siento en todo inferior al mayor también. Son estas las leyes de la naturaleza. Quien se siente igual a lo que es considerado menor, se sentirá igual al mayor también, pues sabe que las personas que Dios creó son todas iguales.

  34. Todo hombre que se rechaza ver una buena conducta, o de confirmarla, será siempre alguien que rechazará desviar la mirada de una mala conducta porque sólo él mismo sabe lo que hace o porque lo hace así.

  35. Es aquel presuntuoso que cree que consigue hacer todo que también dirá antes del tiempo: "¡No lo consigo!". El presuntuoso nunca dirá "No puedo" siempre que no puede - ¡sólo cuando puede!

  36. El humilde en Cristo nunca se hallará demasiado pequeño para grandes tareas (porque sabe que es Cristo que las hace a través de él), ni se hallará demasiado grande para pequeñas tareas.

  37. Aquel que se abate cuando se halla pequeño e inútil y aquel que se siente exaltado y bien cuando se halla en grande, tienen uno y el mismo pecado, uno y el mismo corazón. Sólo se abate quien se exalta y sólo se exalta quién será desmejorado. Y quien no se importa de ser pequeño porque lo es, también podrá ser exaltado porque no será afectado siéndolo. Sólo los que se humillan y así pueden permanecer, serán y permanecerán exaltados.

  38. Todo aquel que se culpa y culpabiliza de algo, es siempre una persona que se disculpa también. El mismo corazón, que tiene dos lados y es corazón que se rechaza a corregirse.

  39. Quien se aflige contra un malhechor, es persona que también tiene envidia si ese malhechor obtuviera algún éxito, Prov.24:19. Es el mismo corazón con sus dos lados, como las monedas.

  40. Cualquier persona ansiosa por un cambio es persona insatisfecha y llevará con ella el corazón que tiene dentro de ella para dondequiera que vaya. No se debe buscar cambio en la insatisfacción que no viene de Dios. Debemos antes buscar cambio de corazón y no cambio de lugar, ambiente o empleo. "Hijo mío, teme al Señor y no te envuelvas con los que les gustan cambios", Prov.24:21.

  41. Cualquier apresurado es siempre una persona que se atrasa también - él tendrá las facultades de atrasarse porque es apresurado, como también tendrá la facultad de apresurarse porque se atrasó.

  42. El corazón que se aquieta fácilmente en la presencia de Dios, es un corazón que se inquieta con su ausencia. Todo corazón que se aquieta en la ausencia de Dios, se inquietará con su presencia.

  43. Quien está errado y quien está correcto se hallan en un mismo punto de partida, pues debemos tener en línea de cuenta que estar correcto o errado y reconocerlo como tal, nunca será el fin de una cuestión porque puede ser el inicio de una vivencia en conjunto, siendo que la comprensión no separa nadie, pero antes une. Quien está correcto puede errar hasta al fin de su recorrido y quien parte errado se puede corregir a cualquier momento.

  44. No critique a quien está errado porque está errado, pues si así hiciere tendrá envidia de quien está correcto en vez de aprovechar para usufructuar lo que Dios dio a otro para beneficiarlo a sí.

  45. Esta moneda también tiene dos lados: quien reconoce sus errores fácilmente será la primera persona en conseguir ajustar en aquello que tiene por correcto. Mientras más naturalmente alguien reconoce su error, tanto más fácil será para tal persona conseguir proseguir en su camino, en aquello que tiene por correcto y tener la convicción de estar cierto. La persona que desiste primero de lo que está correcto es precisamente aquella que no desiste de aquello en que yerra. La persona que se corrige es lúcida.

  46. Andar con Dios implica que andemos con Dios y también Dios con nosotros; y que eso sea real y no una mera creencia que así es. Pero, quien cree que Dios está andando con él sin ser verdad, también será incrédulo y creerá que Dios no anda con él cuando está. Cuando la situación cambie, la persona tendrá que modificar su propio corazón también, pues toda la vida nueva requiere y exige un corazón nuevo y toda la vida vieja no será como la nueva, en caso de que la persona se desvíe de Dios, pues todo desviado cree que Dios anda con él aún. Pero, no todos los creyentes creen que Dios estará con ellos (cuando está), porque no han cambiado su modo de pensar.

  47. Un espíritu obstinado no persiste en vencer: insiste en destruirse. Un espíritu humilde y sumiso a Dios no es obstinado en destruirse, pero persiste en vencer sin darse cuenta. Las personas creen que obstinación será sinónimo de persistencia, pero en la verdad es sinónimo de renuncia; quien insiste, o desistió o desistirá de aquello que Dios tiene. Sumisión y humildad son siempre acompañadas de victoria. Debemos tener en cuenta que todas las actitudes humanas consiguieron apoderarse de las palabras de Dios y de la verdad para que hagan en su vida práctica lo opuesto de aquello de lo que hablan. Hablan de amor cuando son amados y egoístas y no cuando sólo aman sin motivos extras; hablan en desistir siempre que se someten, hablan en victoria cuando se enorgullecen. Muchas cosas más podríamos concluir debido a la duplicidad que cada corazón humano tiene.

  48. Los que menos hacen son los que se atrasan y las personas más ocupadas son aquellas que más frecuentemente son puntuales.

  49. Es más fácil para Dios corregir un error nuestro cometido en la sinceridad de nuestro corazón, aunque sea a largo plazo, que corregir una cosa bien hecha con falsedad.

  50. Quien tiene corazón de terminar las obras que Dios le confió, tiene corazón para desistir de las obras que no vinieron de Dios. No se sienta mal desistiendo así. Quien tiene corazón para llevar sus propias obras hasta al fin, tiene todo para desistir de las obras de Dios. Cuando se rinde a Dios, el Señor sólo aprovechará el corazón que tiene, aquel que sabe terminar las tareas que comienza. Quién sabe esperar, sabe escaparse de falsos engaños.

  51. Quien se desespera esperando una promesa es persona para alegrarse fuera de tiempo también. Quien se desespera puede fácilmente ser engañado con cumplimientos falsos de todo aquello que Dios tiene para ella. Quien sabe esperar, sabe librarse de los falsos y de los engaños.

  52. Existe, realmente, el tiempo de Dios. Ese tiempo puede ser ahora, después o puede haber pasado por nosotros sin que nos diésemos cuenta o hubiésemos sido obedientes. El que no es atento y completamente reconciliado con los tiempos de Dios, ciertamente es persona que tiene sus propios intereses escondidos y exige que Dios los cumpla y los torne posibles. Sin embargo, ése no es el único problema que tales personas enfrentan siempre que no dan importancia al ritmo y el sonar del reloj de Dios. Son personas que se desesperan fácilmente también y tienen todo en ellas (todas las condiciones) para perder todo lo que Dios tiene para ellas en el momento que viven. La verdad es que todos cuantos no están plenamente conciliados y uniformes con las maneras, los tiempos y los modos de Dios trabajar en sus corazones (vidas), cambian el día de mañana con el de hoy fácilmente. Caso eso suceda, caso quieran vivir hoy el día de mañana, ciertamente perderán lo que Dios tiene para ellos. El día de hoy será omitido, descuidado o derrochado. No hay como servir a dos señores al mismo tiempo y tampoco vivir dos días al mismo tiempo. Seguramente uno será derrochado. La decisión es de cada uno. Las personas que fácilmente derrochan el día de hoy, por cualquier motivo, no caminan al ritmo de Dios, paso a paso con Él y se juntan sólo emocionalmente a Él. No agregan a través de Dios. Tal comportamiento se repetirá con el día de mañana también porque el hábito de derrochar el día que viven las hará siempre distraerse con lo que no pertenece al presente. Y su corazón seguirá con esas personas el día de mañana también. No se piense que el comportamiento será diferente mañana si no se comienza ya a cambiar esa actitud. Viviendo el día de hoy solamente hoy garantiza que mañana también vivirá el de mañana solamente. Serás una persona simple, sencilla y atenta. Estoy seguro que vigiar es, en parte, precisamente eso.

  53. “Porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquél a quien el Señor alaba”, 2Cor.10:18. Si esto es verdad, el que se critica a si propio también no obtendrá mérito. Quien se alaba y quien se critica es la misma persona y tiene los mismos motivos cuando hace una y otra cosa. No podemos olvidar que cualquier corazón normal tiene dos lados.

  54. Aquellos que – por haber pecado - no logran confiar en Jesús, tienen un otro lado igualmente fatal: confían en sus propias justicias cuando son tornados justos (o son justificados). Pero, el que logra confiar solamente en Jesús y en Su capacidad de regeneración y de perdón, aún estando en su vida de pecado, al tornarse justo, nunca tendrá la capacidad de volver a confiar en sus propias capacidades. O sea, en el hecho de haberse tornado justo. Confiará en Jesús y se apoyará en Su capacidad de mantener justo el que Le es obediente, próximo, cercano y íntimo. “La justicia del justo no lo salvará el día de su transgresión (…) Cuando Yo diga al justo que ciertamente vivirá, si él confía tanto en su justicia que hace iniquidad, ninguna de sus obras justas le será recordada, sino que por la misma iniquidad que cometió morirá. Pero cuando Yo diga al impío: 'Ciertamente morirás', si él se aparta de su pecado (…) ciertamente vivirá, no morirá” Ez.33:12,14.

  55. Los creyentes que andan fuera de la voluntad de Dios (y son muchos), por regla general, creen ser personas agradables a Dios. En verdad, buscan sus propios intereses y deseos e interpretan tal cosa como si fuera lo que Dios quiere para ellos y de ellos. Piensan que satisfacerse es igual a satisfacer a Dios. Pero, realmente, esa actitud inconcebible y tan extraña al evangelio hace, también, que las personas busquen las cosas de Dios a su manera (para mantener por lo menos un poco viva la carne; o, entonces, buscan que Dios haga, a través de Su poder y gloria, lo que ellos propios quieren y desean. De una forma o de otra, buscan agradarse a si propios y que Dios los agrade también. Usan el nombre de Dios en vano, con esa finalidad.

  56. Cualquiera que sienta la libertad de seguir la opinión de otra persona, caso sea la misma que Dios daría, también tiene la libertad intrínseca de desechar las malas opiniones de personas sin sentirse mínimamente afectado. Libertad en la obediencia es liberación de la carne y del mal. Los libertos de si propios logran ser obedientes a Dios y al que es correcto hacer. Por otro lado, todo aquel que no tiene la libertad natural de ser obediente a una opinión correcta de otra persona, siempre creerá que esa opinión es equivocada y engañadora. Tal corazón tiene un preparo especial para ser obediente a la carne, al mal, a si propio y al diablo. Está preparado, listo y predispuesto para hacerlo.

  57. 61. En el caso que logre aceptar fácilmente que alguien destruya su vida espiritual, con toda la certeza tendrá toda la capacidad de rechazar pronta e instintivamente que alguien venga a reconstruir su vida de forma real y verdadera. Tendrá una aversión natural por cada ladrillo espiritual, por cada fundamento que tenga vida y que sea claro e incisivo en esa dirección. Seguirá resentido con todo lo que opera un cambio verdadero y eterno en su actitud y en su vida.

  58. Quien no hace la voluntad de Dios (o de otra persona), nunca es una persona inactiva. En la verdad, quien no hace la voluntad de Dios, hace la suya. Por esa razón, porque existen dos fases en esta moneda, también existen dos facetas en una vida pura: una es hacer y la otra es no hacer. ¡Nadie piense que debemos aprender sólo a hacer la voluntad de Dios! Necesitamos ser desactivados, pareciendo inoperantes y perezosos para el mundo que aún busca sus propios intereses. El mundo nos dirá: "¡Ve! ¡Nadie se queda inactivo si consigue hacer estas cosas que vienes haciendo! ¡Aprovecha y enriquece porque Dios está contigo, vive todo que tienes para vivir! No te quedes parado"; y digamos: "Aún no es tiempo..." Juan 7:3-6. Pero, todo aquel que es muy activo en su propia voluntad, será inactivo o desactivo de la voluntad de Dios y permanecerá así mientras que sea moneda acuñada para beneficio de si mismo. Todas las monedas obtienen sus dos lados - siempre. Cada actitud obtendrá su respectiva recompensa, su fruto salarial.

José Mateus
zemateus@msn.com