LA ETERNIDAD

 Todo lo hizo hermoso en su tiempo. También ha puesto la eternidad en sus corazones, de tal manera que no alcance el hombre esta obra de Dios desde el principio hasta el fin”, Ecl.3:11

La forma y la manera como pensamos sobre las cosas y la forma como actuamos es, a veces, un auténtico laberinto y misterio. El hombre vive en la tierra como si nunca fuera a morir, como si nunca fuera a envejecer, enfermar o sufrir sabiendo de antemano que su día está marcado. Existe una fuerza dentro de él que lo lleva e impulsa a pensar que es eterno y indestructible, de lo cual la presunción se apoderó para hacer uso de todo el corazón de cada hombre. Esa presunción vive de criterios, créditos, méritos y mecanismos que no son los suyos, se usa de aquello que fue creado dentro del hombre para usar, para presumir, engañar y sobrevivir. Todo hombre vive con el concepto de la eternidad dentro de él mismo. Nació con él, fue creado con él y para él.

Todos creen que sólo los otros son los que mueren, aún sabiendo que no es así. Hacen bromas en los velorios porque escarnecen de la muerte, pensando que ningún mal les alcanzará o sobrevendrá. Ningún hombre quiere mirar para aquello que cree que no tiene solución – prefiere evitar pensar que eso acontecerá con él, viendo y creyendo que acontece a los otros sólo. En la verdad, la muerte tiene solución y mientras el hombre no la encare de frente, mirando a Cristo que es Eterno, no será sabio. Ningún peligro huirá de nosotros por que nunca lo encaramos. Encarándolo seremos sobrios sobre él y podemos hallar las debidas soluciones.

La insatisfacción dentro de cada ser humano se debe al hecho de que su constitución no esta siendo sostenida y llenada con y a través de todo aquello para que fue creada y hecha. El hombre fue creado con el concepto de la eternidad dentro de él – nunca se librará de eso. Pero, también fue creado con otros conceptos y constituciones sobre justicia, amor y otros de los cuáles mantienen sólo las palabras y la cáscara, o entonces sólo lo que entiende ser el amor o piensa ser la justicia o la injusticia interior. Todos fueron creados con los conceptos de la paz de espíritu interior, con el concepto del bien, de la paciencia y de tantos otros requisitos los cuales nunca pueden llenar o colmatar.

El hombre fue creado con la imagen de Dios implantada e instalada dentro de él – nace así. Sólo que, fuera de Dios nunca tendrá como vivir y disfrutar de su propia constitución y creación. De ahí nace toda la insatisfacción dentro de él, resultante del roce de la falta y de aquel roce que llega de adentro de su ser a través de la cosa errada y llena sus días. Toda la insatisfacción de cada hombre procede, del hecho, de su constitución, porque no alcanza lo íntimo que lo satisface como criatura que es - siendo la criatura que es. Y siempre que no consiguen hacer algo o hacer del modo que sus conceptos exigen de ellos como criaturas, se esconden y se refugian en prejuicios sociales, en valores que nada satisfacen la sed instalada en el interior de cada hombre.

Sólo tiene sed quien no tiene agua. Pero, la presunción puede instalarse y hacer creer que toda la sed nace y viene del hecho de no satisfacer ciertos sueños, requisitos y males interiores que se cree que será para bien de quien se llena con algo que no satisface las necesidades básicas de cada hombre.

Existen varios conceptos de la eternidad. La eternidad no tiene fin. Pero la eternidad es algo constante y permanente también: sin altos ni bajos. La palabra “eterno” significa “constante y permanente”. Este es otro concepto permanente de la eternidad dentro de sí, pecador. Por esa razón todo hombre se presume fiable y viable, autentifico, inmaculado, categórico y decidido, sin fallas debido a su propia constitución desde la creación. Todos los hombres hallan y presumen siempre que son aquello que creen que deberían ser – o que podrían ser si no hubiera el pecado entrado en cada individuo. Si no lleváramos en cuenta el pecado, el hombre sería perfecto. Todo cuanto Dios hace y hizo, lo hizo bello a su tiempo.

Pero, ningunas de esas cosas bellas subsistirán fuera de Dios en persona. Luego, saliendo de Dios como salió de Adán, Eva, Caín y otros, mantenerse a todo lo que el hombre es sin el poder de ser y vivir como si fuera de Dios, inmediatamente ahí nace la insatisfacción y la amargura por nunca conseguirá todo aquello que se pretende conseguir, ni con los sustitutos de lo interior para las faltas que sentimos y obtenemos por la ausencia de nuestro Creador en nosotros mismos de forma real, visible y sentida, pero listamente ignorada y despreciada. Su presencia cuando no es real, se siente en la ineptitud de toda la criatura, en el desvío para otros cursos que asume como vida, la cual gana por haber salido de sus orígenes. Y estas criaturas siempre se resienten de eso aún, llamando a sí la amargura que no saben explicar de donde viene y la cual los lleva a que hagan cosas impensables, inconcebibles y entorpecidas en su conducción y concepción de las cosas.

“Por lo cual también Dios los entregó a las concupiscencias de sus corazones para inmundicia, para que contaminasen sus cuerpos entre sí mismos; los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por lo cual Dios los entregó a afectos vergonzosos; pues aun sus mujeres mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza;  y del mismo modo también los hombres, dejando el uso natural de las mujeres, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo hechos vergonzosos con hombres y recibiendo en sí mismos la recompensa que provino de su error”, Rom.1:24-27.

El extremo de todo pecado puede ser el creer que se cambia hasta de naturaleza, pues lejos de Dios las personas creen que son cosas que no son, para que sean todo lo que piensan que son porque Satanás así los instiga a ser. Las personas alejadas de Dios son como una hoja seca en el suelo. Si el viento viniera de la izquierda, ellos irán para donde este sopla. Si la tendencia de que el viento sea para la derecha, para allá seguirán fácilmente. Si resistieran al viento, seguirán su propio camino y aprenderán a hacer eso mismo.

De igual manera se lee muchas veces en la Biblia a Dios hablando y usando aquella peculiar expresión “vuelvan pueblo mío”. Ahora, volviendo los hombres a sus orígenes, retornando la criatura al Creador para que se envuelvan de nuevo, toda la criatura se hace funcional y apta de nuevo – ella nace de nuevo. Sus aptitudes se hacen posibles y accesibles de nuevo. Será sólo así que toda la criatura se sentirá completa y segura, porque así lo es y está de verdad. (Si ella se siente segura fuera de Dios, está en error).

“Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios”, Rom.8:16. “Porque la esperanza solícita de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios. Porque las criaturas sujetas fueron a vanidad, no de su voluntad, sino por causa del que las sujetó, con esperanza que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque ya sabemos que todas las criaturas gimen (a una), y (a una) están de parto hasta ahora”, Rom.8:19-22. Esto es la sed de justicia, la cual los que la que tengan serán saciados, conforme Cristo dijo.

El ser humano se quedó marcado, formulado, formado y hecho desde que fue creado. Como criatura fue después colocado fuera de la presencia de su Creador por el pecado y dejó de ser funcional y operacional porque sobrevivía de una cosa para la cual ni fue creado, yendo a vivir con una constitución que no fue hecha para el mundo donde entró, creando, por esa razón, dentro de él mismo, una rebeldía que busca satisfacer a cualquier costo y a través de cualquier medio como forma y fórmula de subsistencia continuada y sostenida por el pecado – pero no eterna y eficaz por ella misma, pero sólo manteniendo su constitución y fisonomía de eternidad interior, exterior y aparente.

Su aptitud para ser eterno salió de él pero la constitución no lo abandonó, su constitución se mantuvo como criatura que es. Sintiendo sed dentro de ellos mismos, los seres inoportunos y alejados de aquello que desconocen (y que empezaron a odiar) y que antes les era la única vida existente y los puede sostener única y exclusivamente, pasaron a intentar saciar su sed con amargura y no con Agua Cristalina. Por esa razón, leemos muchas veces a Cristo referirse a Él mismo como Agua Viva, la cual quien bebe nunca más sentirá sed.

“Respondió Jesús y le dijo: Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú pedirías de él, y él te daría agua viva. Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;  mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed; sino que el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”, Juan 4:10,13,14.

El ser humano fuera de su Creador, Catapultador e Inspirador, concibió en su cabeza y aprendió que sólo él sabe de las cosas y que él tiene que escoger conforme siente y no conforme a Dios dice que él tiene que hacer y porque medios. Por esa razón, Cristo vino a conseguir que se haga “aquí en la tierra como en el Cielo”, a través del mismo modo y por los mismos mecanismos, es decir, “ni por fuerza, ni por espada, sino por mi espíritu, dice el Señor”, Zac.4:6. Basta que sólo quisiéramos y que aceptemos que así sea hecho cuando no lo podemos desear así.

¡Qué es lo que se debe hacer con los seres insatisfechos a nuestro alrededor, entonces? (¡Es decir, si nosotros ya estuviéramos satisfechos!). Lo mejor es persistir en continuar satisfecho de forma visible y transparente y mientras más insatisfechos se manifiesten los alejados de Dios cerca de quien se satisface, habiendo hallado las fuentes de agua viva de hecho, tanto mejor para ellos. Los hombres sólo se salvan viendo que resulta estando en Dios, habiéndolo hallado de forma real. Allí no más existirá hombre o mujer, nuevo ni viejo – todos serán acordes y conformados a su propia constitución original.

“Por tanto, no faltamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior, sin embargo, se renueva de día en día. Porque nuestra tribulación, que al presente es momentáneo y leve, nos obra en sobremanera un alto y eterno peso de gloria; no mirando nosotros a lo que se ve, sino a lo que no se ve; porque lo que se ve, temporal es; mas lo que no se ve, eterno,” 2 Cor.4:16-18.

“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiere, tome del agua de la vida gratuitamente”, Apoc.22:17

 

José Mateus
zemateus@msn.com