UNA LISTA DE TERQUEDADES 

  1. Quien se culpa de algo mórbidamente, es alguien que hace de todo para evitar tener que corregirse. La lamentación es una forma de terquedad y obstinación – no es señal de flaqueza, sino antes de resistencia a la obediencia simple. La pureza es simple, la flaqueza es una opción terca de nunca andar con Dios como Él es, siempre que Él puede ser como es para nosotros.

  2. La pereza es una forma de terquedad: sólo hace lo que quiere cuando quiere.

  3. Hablar mucho es terquedad: quien habla demasiado nunca quiere oír lo lo que necesita oír.

  4. Miedo es una forma de terquedad, es una ceguera terca: se rechaza a enfrentar aquello que es obvio al buen sentido y a la tranquilidad. El miedo tiembla hasta de todo lo que no es peligroso – es un vicio, un ciclo menstrual de la terquedad emocional y sentimental. El miedo es una carencia y siempre que le apetece, tiembla – incluso cerca de Dios que de todo protege.

  5. La religión es una forma atestada de no ceder a las realidades de Dios. Prefieren saber de las cosas de su modo, más que experimentar sin sombra de duda y de forma real y viviente. Religión es un rechazo de ver a Dios, es un modo enmascarado e ilusionado de no conocerlo cómo Él es. Quien quiera conocer a Dios tendrá necesariamente que dejar de ser religioso – y dejar de ser terco.

  6. Encubrir pecado es obstinación que mata, pues sólo lo que es colocado en la luz deja de perturbar al hombre, perdiendo así aquella fuerza de hacerlo tropezar en todo lo que es inerte y sin vida real y duradera para ofrecer.

  7. Preocupación es obstinación, pues es vicio sin el cual muchos creen que no consiguen vivir o sobrevivir. ¡La preocupación hasta cree que estar calmado en seguridad o concentrado en otra cosa es un pecado horrible!

  8. La tontería es una forma sutil de terquedad, pues quién es necio sólo lo es para encubrir algo de sí o en sí, sea ese algo real o imaginario.

  9. El soñador es terco, pues se rechaza a hacer y sueña para no tener que hacer la cosa de la manera correcta – muy menos hacer en la hora correcta. Todo soñador es persona impaciente y por esa razón sueña. Hay que distinguir entre imaginar de forma a concebir algo futuramente, colocando tales pensamientos delante del Arquitecto del mundo y entre soñar sin finalidad real y concreta. Soñador es terco – pensador es persistente y paciente hasta con él mismo.

  10. Todo fanático es terco, pues sólo es fanático quien quiere el fin de las cosas sin pasar por los medios que alcanzan esas mismas cosas. El fanático quiere tener a Dios sin tener que ser humilde, simple y preciso en su conducta natural. Quien habla mucho en Dios, hace eso para que tenga evitar obedecerlo, Lucas 6:46, Mat.7:22. El fanático es desobediente a Dios de forma enmascarada, usando el nombre de Dios vanamente y con la finalidad de escapar a la obediencia a través de la insinuación y a través del conseguir la obediencia de los otros para provecho propio e intentando servir de modelo en palabrería que engaña hasta a sí mismo, solo para encubrirse.

  11. El error es obstinación, pues muchos alegan que la perfección es una actividad tensa del esfuerzo, cuando el error activo y inquieto. La perfección es simplicidad y subsiste a través de tranquilidad interior (que no sea falsa). Nosotros conseguimos ser perfectos por naturaleza, que eso si dejamos de ser errados y activos por la terquedad. La perfección es dejar la naturaleza con la cual fuimos creados originalmente tomar en cuenta de nuestras acciones todas de la manera correcta. Y para que eso acontezca tendremos que dejar de ser activos en el modo del error y a través de su manera peculiar de mantener a alguien desenfrenado, atareado y ocupado. Esa naturaleza perfecta vive y se orienta por que ella se tiene con ella la presencia de Dios: es como un hilo eléctrico que funciona con electricidad y no necesita de más nada que no sea la propia electricidad para funcionar en la perfección. Dios es activo en nosotros si somos canales distribuidores de Su propia naturaleza. Nunca vi un hilo eléctrico saltar en la pared para dar luz en el techo. Y cuando alguien ve la luz, mira hacia la bombilla y el hilo no es notado.

  12. Para quien vive de hecho allegado a Dios, la auto-defensa es más una forma de terquedad que una necesidad, pues si es Dios quien nos defiende o defenderá, deberíamos permanecer haciendo aquello que tenemos que hacer en vez de ocuparnos con la defensa de la honra o de cualquier otra cosa. Quien se ocupa en medir los vientos de la tempestad, nunca se ocupa en entrar en el Refugio. Quien quiera medir el tamaño del error, la fuerza de la tempestad, tendrá que salir del Refugio y envolverse en lo que asola allá fuera. Para alguien defenderse a si mismo, tendrá que salir de la comunión con Dios – aquello que debe ser su única ocupación y preferencia de todos los que aman a Dios.

  13. La terquedad es lo opuesto de la persistencia, pues insiste en no hacer las cosas hasta al fin y se disculpa a través de la obstinación, usándose y desquitándose de ciertas cosas para no tener que hacer. La terquedad cansa y desgasta, cuando la persistencia descansa y arregla la cabeza. Una mula que para y se rechaza a andar ¿no es terca? Ella se cansará sólo de estar parada y quien no persiste es terco y se cansará de ser terco del mismo modo.

  14. La ignorancia es siempre otra forma terca de vivir en este mundo, pues, con un Dios que enseña tan cerca de todos no existe ignorancia que no sea pecado – bastará que sólo viviéramos el otro mundo aquí y ahora (aquí en la tierra como en el cielo). Basta sólo pedir sabiduría para que la tengamos luego allí a nuestro alcance, Santiago 1:5. El ignorante o rechaza recibir o rechaza pedir.

  15. Quien enseña por encima de ser enseñado, quien enseña para nunca aprender en la práctica, es muy terco – en la verdad es un necio por encima de la media, pues, será Dios y no el hombre quien le preguntará porque no hizo o porque no intentó hacer conforme sabía.

  16. La idolatría y la adoración de todo cuanto no sea Dios real es obstinación y falta de buen sentido y de voluntad de ser real, práctico, conciso y preciso. La idolatría se usa del miedo de perder (terquedad) para establecerse y para mantener las personas a que adoren aquello que ni oye y no se mueve solo. ¡Muéstrenme una imagen en una procesión que anda sola! Pero aunque se moviera, no la adoraría.

  17. La fantasía es terquedad arrogante, la realidad y la verdad dentro de nosotros es señal de humildad y enorme motivo de satisfacción interior – siempre.

  18. La insatisfacción es una forma de terquedad, pues se rechaza a saciarse de la única cosa que realmente puede invertir todo ciclo de pecado e insatisfacción de todos los hombres: Dios en Su vida abundante. La persona insatisfecha es siempre la persona que no quiere a Dios en su propia vida – ella es terca en su parecer.

  19. Sacrificio es una forma de no ceder, de que nunca tenga que obedecer a través de la simplicidad, es la manera de comprarse de Dios todo aquello que Él sólo quiere dar de gracia en intercambio de nuestra propia obediencia cuando recibiéramos. Por esa razón existe un entrenamiento en la obediencia incondicional antes de tener la mayor de las dádivas: Cristo en persona real dentro de nosotros, como aconteció en Pentecostés (Juan 15:26; 14:17,26; Espíritu Santo, que Dios dio a aquellos que le obedecen”, Hechos 5:32).

  20. La impaciencia es una actividad interior terca, un ciclo vicioso, cautivante y manipulador – hasta tiene energía propia y arregla disculpas para no tener paciencia, pues culpa a la paciencia de no hacer cuando sólo la paciencia consigue todo. La impaciencia es cosa ciega y sólo no ve porque no quiere ser como la paciencia es y ni se quiere dar con ella, contra quien guarda rencor y de quien tiene envidia irreconciliable por motivos obvios.

  21. La falta de vida es una terquedad, pues nuestra luz precaria nos impide de ver la luz verdadera, tal cual la luz dentro de una ciudad nos puede impedir de ver las estrellas de la noche.

  22. Todo el vicio es siempre una forma ciega de terquedad, pues es algo que era inconsciente y se hizo hábito consciente y persuasivo, lo cual hasta puede convencer que es una necesidad a ser llevada en línea de cuenta en el tope de las prioridades y sin querer estar en cualquier lista de espera.

  23. La avaricia y el amor al dinero son una terquedad, pues si no fuera así, las personas gastaban sólo en lo que necesitan. Vemos que quien ama el dinero es precisamente quien gasta mal y peor, o entonces no gasta en lo que es necesario gastar.

  24. Toda la duda ante la verdad es terquedad, tal como es toda la certeza delante del error. La duda que nace siempre que miramos de frente el error y desconfiamos de él, es fe; y la certeza cuando estamos errados es una forma de incredulidad terca, la cual no acepta opiniones diferentes de aquello que piensa o desea que se haga verdad por egoísmo que no se quiere reconciliar. El error tiene que creer en él mismo y pensar positivo, sino no anda. Pensar positivo es la fuerza de muchos tipos de terquedad.

  25. La incertidumbre y la incapacidad son terquedades que no dejan hacer nada. Y es tan fácil salir de la incertidumbre: bastará verificar los hechos a la luz de Dios si es que lo hallamos. Pero, para que lo hallemos como Él es (y no sólo de forma ilusionada de deseo y fe falsa), nuestro corazón no puede estar dividido ni preocupado o ocupado con otros quehaceres. Si Dios es Vida, ya no necesitamos nada y ni de que nos ocupemos con otras cosas para que las tengamos a nuestro alcance – ocupémonos sólo de y con Dios en persona viva y real en nosotros (si Él es real).

  26. Los sentimentalismos son formas de terquedad, pues amor es amor independientemente de aquello que siente. Amor no es sentimiento, pero es persistencia en una vida natural que no mira lo que hace, siempre que hace y ni a quién lo hace. El amor existe y subsiste por sí y no por aquello que pueda sentir. Lo que se siente no hace el amor, pero es el amor que nos hace sentir – cuando existe y es Persona real dentro de nosotros, 1 Juan 4:7-9.

  27. Cualquier desvío sexual, cualquier golpe y suciedad sobre sexo son siempre terquedades que pretenden y prometen dar lo que nunca pueden dar. Deje de ser terco en la suciedad. La obsesión sexual es siempre una forma de presunción, pues cree que es y puede ser y dar aquello que no es ni tendrá porque, como o para quien dar y suministrar. El sexo normal como fue creado sólo es cosa para persona normal que vive conforme aquello que fue creado sin ser de forma robotizada, programada y viciada. El sexo no existe fuera de la creación y de la función para la cual fue creada y poco me importa si los hombres de este mundo no piensen en nada más. Ellos que me perdonen la decepción.

  28. La vanidad es terquedad y orientación perversa, pues si somos como somos es porque Dios sabe lo que tenemos que ser, pues, fue Él quien nos hizo y sólo Él nos puede cambiar.

  29. Nunca nos olvidemos de dos cosas: que existen más formas de terquedad además de estas aquí descritas y que todo pecado será siempre, más tarde o más temprano, antes o después, una terquedad. No orar, no leer la Biblia es terquedad y nunca vi a alguien colocar la Biblia de lado sin ser a través de una o de otra forma de terquedad y obstinación. La segunda cosa que nunca podemos olvidar es que, para Dios (y Él sólo habla la verdad), la terquedad y la obstinación es como hechicería, 1 Samuel 15:22,23. ¿Pensaba usted no era hechicero y idólatra?

José Mateus
zemateus@msn.com