LA OVEJA BURRA

"Venid y volvamos a Jehová, porque Él arrebató y nos curará; hirió y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará y viviremos delante de Él", Os.6:1,2 

Un esclavo, siendo libre, viene con todas las marcas de su sufrimiento. Un agujero en la oreja donde antes había un pendiente sellado que lo hace acordarse de la esclavitud; cicatrices en las piernas donde las cadenas lastimaban noche y día que lo pueden retirar de la realidad del día de hoy; arrugas y piel quemada del sol y del frío que lo hacen entristecerse aún; apariencia deshecha por la severidad de haber dormido, vivido, comido y conversado con un maestro severo: el pecado.

La libertad viene y los pendientes, cadenas y pesos desaparecen para siempre – el Libertador es fiel. Pero, el ex-esclavo entra en la Vida aún marcado por la vida anterior y cicatrizado; mirándose en un espejo se refleja aún la vida antigua la cual ya no existe más para él (existiendo para otros aún) – la cual le trae memorias de tortura, hasta de dolores. Pero que esclavos serán estos, ¿tan necios así? Porque será que en vez de acordarse del pasado, no les sube a la cabeza que están libres ahora y eso para siempre, ¿si es que están?

¡Las cicatrices sirven para acordarnos de nuestro estado actual y nunca de aquello por lo que pasamos! ¡Creyente: deje de ser necio! ¡Las cicatrices y agujeros en las narices y orejas muestran que fue libre, que ya no es el esclavo que fue! ¿O prefería ver allí un anillo y unas cadenas en sus tobillos aún?

"Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia (…) Mas ahora, que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y como fin la vida eterna", Rom.6:18,22.

Y por fin la Vida eterna…ahora, ya. “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque todas estas palabras son fieles y verdaderas”, Apoc.21:4,5.

Es por esa razón que sólo al tercer día Dios tiene como sanarlos: cuando la oveja olvida el peligro por el que pasó, Os.6:2. ¡Como Dios usa métodos extraños para que ella pueda olvidar los lugares y peligros por donde anduvo! Un buen Pastor hiere la patita de la oveja para que ella tenga un dolor actual con el cual entretenerse, para poder olvidar la otra antigua. ¿Será que aún te enojas con Dios cuando te hiere para que ya no vuelvas más al lugar de tus muchos recuerdos? (¡Es sabido que todas las ovejas cargan dentro de sí la tendencia de volver mórbidamente al lugar por donde pasaron por apuros, peligros y amenazas! Se acuerdan de la muerte, de aquello por lo que pasaron y olvidan la Vida. Es que las ovejas siempre vuelven al lugar donde estuvieron en peligro. Entonces, los pastores quiebran una pata de ellas para que olviden lo que pasaron y ya no vuelvan allá).

Creyente, ¿no ves, no entiendes que tus cicatrices ya no traen cadenas en ellas, que el agujero en la nariz, en la oreja ya no tienes ningún anillo? ¿Qué te hace acordarte de tus marcas? ¿La Vida o la Muerte?

"Y conoceremos y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra", Os.6:3.

Que lleguemos al día que, siempre que nos acordamos del pecado, sea porque vivimos ahora y no más porque lo tuvimos en nosotros, despedazando nuestro ser.

José Mateus
zemateus@msn.com