CERCA ESTÁ EL SEÑOR DE QUIEN RECLAMA… PERO SÓLO HASTA QUE ÉL SE ENOJE

 

“Cercana está mi justicia,  ha salido mi salvación  y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me esperan los de la costa  y en mi brazo ponen su esperanza. Alzad a los cielos vuestros ojos y mirad abajo a la tierra porque los cielos serán deshechos como humo  y la tierra se envejecerá como ropa de vestir  y de la misma manera perecerán sus moradores pero, mi salvación será para siempre,  mi justicia no perecerá”, Is.51:5,6.

 

En los tiempos difíciles de nuestra vida, cuando nos parece que todos nos golpean, cuando hasta la vida nos parece estar a huirnos, será ahí que nadie tiene más donde y en quien confiar y se cumple esta profecía “EN MI BRAZO ESPERARÁN”. Cuando el barco deja de tener combustible, cuando deja de tener vapor para sentirse amargado, ahí estará pronto para la vida – ¡si es que está limpio! ¡El hombre no sabe aquello que hace cuando reclama porque su vida, que está entregada a Dios y está limpia y lista a ser usada, no teniendo nada que tal cosa pueda impedir, cuando no corre como pensaba que iría a correr! Pero, ¡pidió para ser salvo, para ser santo! ¡Y ahora que Dios está usando todo a su alrededor para conseguir tal hecho, reclama! ¿Su vida no será respuesta a su oración de salvación? ¡Piense y deje de luchar – sométase y realice sus sueños, aquellos que nunca pidió siquiera, pudiendo ser aprobados por un Dios Santo y puro!

Las providencias de Dios, las que Él usa con tanto amor y paciencia, son sólo motivos de quejas y desprecio por aquellos en quienes Dios necesita trabajar! ¡Bendecida tempestad esa que nos lleva a ser santos delante de Dios y de los hombres! Bendecidas abejas serán aquellas que nos persiguen bajo pena de que suframos y que muramos y así nos llevan a que nos refugiemos dentro del paraíso y de que cerremos las puertas para que ellas no entren – o ¿será para que nosotros nunca más salgamos de allá? ¡Bendecida la tempestad que nos lleva a chocar en la Roca eterna! ¡Bendito el parlarchín que de tanto hablar nos lleva a llorar en el Regazo de nuestro Padre! ¡Bendecido el fin de camino que nos lleva a buscar un nuevo comienzo en Dios! ¡Bendecida la mala-lengua que nos lleva a ser verdaderos y a prometer a nosotros mismos que no haremos lo mismo, que nunca haremos igual!

Si te sientes mal con las respuestas a tus oraciones, ¿porque pides entonces? Inmediatamente ahora que puedes confiar en Dios, inmediatamente ahora que la fe está a tu alcance, inmediatamente ahora que puedes creer porque estás limpio, ¿reclamas? Oh necio, desiste de tu tontería, pues Él dijo a alto y buen sonido “¡he ahí que estoy con vosotros!” Él está contigo si andas con Él. Él honra tu oración con respuesta que te santifica. ¡Nunca lo deshonres por falta de comprensión de tu parte! “Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar Sobre ti fijaré mis ojos.  No seáis como el caballo,  o como el mulo,  sin entendimiento,  que han de ser sujetados con cabestro y con freno”, Sal.32:8,9. Tu fuerza es de la misma medida que tu sujeción cuando ya estás limpio delante de Dios. Nadie obtendrá más fuerza de vivir que aquella que se encuentra sujeto. Agradece a Dios que Él haya oído tu súplica y deja de ser necio e incoherente, pues Dios está atento a todos tus clamores. Que el Espíritu Santo te consiga dar el descanso de los justos, en los problemas, pues “muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas el Señor lo libra”, Sal. 34:19. “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que a su tiempo os exalte”, 1Pe 5:6 .

 

José Mateus
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