VIDAS EN FASE TERMINAL

“Por tanto, de esta manera haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, aparéjate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel”, Amos 4:12

No existe vida en esta tierra y no existe ser humano que no esté en fase terminal. Todos, sin excepción, están en vías de morir. Y porque así es, nos tenemos que preparar para encontrar a Dios en vez de que estemos siempre a los sollozos intentando desviar nuestros caminos de una muerte que será ineludible.

Buscando la verdad sobre todo lo que es real, quitando lo limpio a ciertas cosas, colocando de lado nuestras ideas religiosas o aún orgullosas sobre la muerte, tenemos que colocar en nuestro corazón aquel revelar y descubrir de todo este misterio que envuelve la muerte de cada uno de nosotros. Las personas tienen que saber que nacieron solas y que morirán solas. Este problema y dilema de la preparación son hechos de igual modo: tenemos que prepararnos solos para que nos encontremos con Dios también solos, tenemos que hallar a Dios por nosotros – pero que Lo hallemos tal cual Él es ahora, antes de ser demasiado tarde.

Tenemos esta vida donde estudiamos, luchamos y queremos vencer. ¿Para que servirá todo lo que fuimos e hicimos cuando llegue la muerte? Claro que existe algo de provechoso en todo lo que hacemos aquí, claro que podemos usar estas cosas terrenales para aprender a obedecer a Dios a través de ellas, claro que podemos buscar a Dios sobre un empleo, estudio u otra cosa y eso no sirve para más nada a no ser que aprendamos a oír a Dios, aprender a hacer las cosas – sea lo que fuere – de forma justa y leal. El empleo pasa, pero el saber oír a Dios, entenderlo y hallarlo permanecerá con nosotros además del empleo y mucho tiempo después de él haber sido olvidado por nosotros. La lealtad para con el trabajo va a dejar en nosotros la lealtad enraizada y no el trabajo. La opción será nuestra en relación a eso, dependiendo a lo que nos queremos agarrar.

O nos agarra al trabajo para que aprendamos a ser leales, justos y simples juntando y trabajando con Dios en ese mismo aspecto, o corremos atrás de los frutos terrenales de ese mismo empleo e iniciativa ocasional y estacional que acabará por quedarse para atrás de nosotros un día en breve y que nos dejará quedarse mal porque ni aprendemos a oír a Dios a través del empleo. “Y le dijo Dios: Necio, esta noche vuelven a pedir tu alma; y lo que has prevenido, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico en Dios”, Lucas 12:20-21.

El corazón que usted tiene o puede aún venir a tener será la única cosa que irá consigo para presentarse delante de Dios como él es y está, mientras que la riqueza y todo conocimiento que adquirió sobre aquello que se queda para atrás se quedarán irremediablemente separados de sí para siempre después de la muerte. ¿De que le valdrá su curso superior después de la muerte si ni sirvió para aprender a obedecer y a oír a Dios en él? Si inquirió a Dios sobre lo que debía hacer aquí en la tierra y Dios le respondió, todo eso sólo sirve para aprender a conocer Dios.

Delante de la muerte ya no contarán las opciones morales de cada cual, la obra que emprendió, los deseos carnales, sexuales, desvaríos y virtudes, desvíos o rectitud. Todo muere – la única cosa que va con el muerto será el corazón que él tiene o que aprendió a tener. Y con este se presentará delante de Dios para ser juzgado, pues, todo lo que hicimos creó lentamente el corazón que tenemos. Cabrá a que nosotros cambiemos nuestro corazón haciendo las cosas de forma opuesta al curso de este mundo. ¿Usted tiene como ser igual Dios, dando al trabajador que trabajó una hora lo mismo si da a lo que trabajó el día entero? ¿Tiene ese concepto de justicia que se relaciona con la necesidad de cada uno en vez de relacionarse con la cantidad y calidad de su iniciativa? Mat.20:1-16.

El hombre que trabajó una hora come lo mismo que aquel que trabajó el día entero. Será ese su corazón que se presentará delante de Dios tal cual él es. Y ay de cada uno si su corazón no fuere igual al de Dios, si él resentirse con aquello que Dios es y hace, si su corazón que no fuera una precisión de aquello que fue hecho para ser originalmente en la Creación, si su persona y su corazón no volvió, no retornó a su estado original. Ay de quien no sea como Dios es cuando muera y eso de corazón y sin cualquier forma de fingimiento.

Existe una enemistad real contra Dios como Él es dentro de cada hombre. Esa enemistad puede estar encubierta, adormecida o pasar desapercibida a través de los cultos y de los cánticos religiosos que las personas entonan y practican mientras usufructúan de una vida propia. Así que a presentarse a Dios cómo Él es, la persona será mala porque Dios es bueno. “…Tu ojo es malo porque Yo soy bueno…”, Mat.20:15. Los cánticos sólo sirven para engañar y encubrir el monstruo pecador que existe y subsiste dentro de cada uno. Las personas sólo hablan en Dios de forma eufórica precisamente porque se aman a ellos mismos en extremo, es decir, tienen un concepto sobre Dios que en nada es preciso ni igual al real.

Ni tener la idea del Dios real será lo mismo que tener lo real dentro y fuera de cada uno de nosotros. Hallando a Dios como Él es ya (y no sólo sabiendo con precisión como él es), poco importando si Lo amamos inmediatamente o no, puede revelarnos el verdadero estado de nuestro corazón también y así podemos trabajar nuestro ser a través de la aproximación a Dios tal cual Él es para que seamos seducidos a amarlo tal cual Él se nos presenta antes de que muramos – si bien sea real y no mezclada con ilusión y concepto de la religiosidad. Esa realidad tiene la plena capacidad de transformarnos. Por eso leemos así: "Pero todos nosotros, con rostro descubierto, reflejando como un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor", 2 Cor.3:18.

Sólo es preciso que andemos con el rostro descubierto, teniendo todo en la luz de Dios y ni encubrir la más pequeña actitud sea de quien que sea. Jesús aún dijo que si no aprendiéramos a creer en Él como Él es y a conocerlo con precisión, moriremos eventualmente en nuestro pecado porque no nos dimos la oportunidad de que nos salvemos a nosotros mismos conviviendo con Él. Dios tiene todo derecho de ser presentado tal cual Él es, por Él mismo y no a través de terceros. Y cualquier misionero que no presente a Dios a la persona y la persona a Dios y dejarlos conversar a solas, no tiene el derecho de estar en el campo misionero siquiera.

¿Usted ya halló Dios así? Fue Él mismo que se presentó delante de sí, a sí, o fue una iglesia, una religión, una cultura en la cual nació? Recuerde que, antes de usted ser de la nacionalidad y de la religión que es, es creación de Dios; por encima de ser americano o europeo, usted fue hecho criatura. Y si no halló a Dios así, de forma real y como criatura, no hable que lo conoce y que cree en el amor de Él, pues no sabe de que esta hablando y mucho menos lo que esta afirmando.

La persona que encuentra a Dios tiene que conseguir quedarse a la voluntad en la presencia de Él, con la persona que Él es, pues Él nunca irá a cambiar para aceptar sea quién sea, ni tan poco para que tal persona se pueda sentir aceptable. Es de realzar con precisión la verdadera extensión de estas palabras que usamos como texto: “prepárate para que te encuentres con tu Dios…”. Dios nos da ahora la oportunidad de que podamos venir a conocerlo de forma real y espontánea, bastando para eso una limpieza integral de todo pecado como inicio e indicio del nacimiento en esa vida, aún de la limpieza de aquel pecado el cual no hallamos ser pecado y ofensa criminal.

Tengamos en mente que no existe ser humano que no se encuentre en fase terminal, pues cada pecado suyo constituye un cáncer embrionario por sí sólo, el cual segará, eventualmente, la vida de todos. No existe vida que resista a la muerte del pecado: sólo la Vida de Cristo en nosotros exterminará todo pecado de nosotros. Haga de todo para obtenerlo a Él y tenerlo tal cual Él es, pues no nos podemos agarrar a una mera idea o suposición – por verdadera que ella sea y pueda ser – de aquello que Dios es de hecho. Querido lector, prepárese para encontrarse con su Dios en breve, pues no sabe cual será el día en que eso acontecerá.

Nadie en este mundo podrá impedir que eso acontezca un día en breve – tal vez hoy mismo – ni aún el más fuerte o más inteligente de esta tierra. Trate de obtener de Él el corazón que lo acepta como Él es, trate de ser la persona que está reconciliada con la voluntad de Él está y a la voluntad delante de Él y con la persona que Él es y no sólo con la idea de lo que Él es o imagina que pueda ser. Todo aquel que está preparado para la muerte, estará debidamente preparado y equipado para vivir y convivir con Él aquí en la tierra, también en todos sus muchos quehaceres. Elías dijo algo que nunca sale de mi cabeza: “Dios, en cuya presencia estoy”. Y él estaba en esa presencia continuamente. Esto es algo que debemos tener en cuenta. Amén.

José Mateus
zemateus@msn.com