TENGO AÑORANZAS…

 

Señor, tengo añoranzas de aquello que nunca vi.

Tengo añoranzas del cielo, de ver tus cosas como tus discípulos vieron aquí en la tierra;

Tengo esas añoranzas Señor y las añoranzas tanto lastiman cuanto dan esperanza.

Nada nos impide que hagamos tu voluntad, Padre, porque tú limpias nuestras vidas.

Nada Te impide de hacerla, también, porque estamos aquí esperando y muriendo de añoranza:

Añoranza de tu obra, de tu poder a nuestro alrededor,

De ver el mar escarlata del pecado abrirse delante de nosotros;

De ver el pecado destruirse, descomponerse y degenerarse;

De verte generar vida a partir de aquello que sobra, o del vacío que el pecado dejó para atrás.

Sólo vemos vidas vacías, andando sin rumbo y, si miráremos hacia el cielo de nuestra añoranza,

¡Vemos que estas vidas que creaste no te pertenecen! ¡Que absurdo!

¡Oh Señor, tengo añoranza!

(No existe pecado mayor que no pertenecer a Dios. ¡Qué cosa más sucia!)

Preciso vivir como se vive en el cielo, vivir de Ti y experimentarte en cada paso que doy

Hacer tus mayores obras, pues pertenecerte sin eso da añoranzas – ¡muchas añoranzas!

 

José Mateus

(14 Nov 2006)