(Introducción)(Dial.1)(Dial.2)(Dial.3)(Dial.4)(Dial.5)(Dial.6)(Dial.7)(Dial.8)(Dial.9)(Dial.10)

(Dial.11)(Dial.12)(Dial.13)DIÁLOGO 14(Dial.15)(Dial.16)(Dial.17)(Dial.18)(Dial.19)(Dial.20)

 

LA SANTIFICACIÓN

 

CS: Me gustaría ser santo, hacer milagros, entender a Dios y muchas cosas más que los santos hacen.

CL: ¿Y quien dijo que todos los santos hacen milagros?

CS: Oí decir.

CL: ¿Y sabes lo que es un santo?

CS: ¿Lo que es un santo?

CL: ¡Un santo es todo aquel que se hace tan dependiente de Dios que acaba por hacerse igual a Él, tanto por fuera como por dentro!

CS: Entonces, ¡si fuera igual a Dios por fuera, hace milagros, pues Dios hace milagros!

CL: Es verdad que Dios hace milagros. Pero un santo es un milagro por encima de hacer milagros. Él es el milagro en sí.

CS: ¿Y yo no puedo ser un milagro también? ¿Qué es lo que me lo impide?

CL: ¿Sin que te limpies? ¡Un santo es un limpio – un limpio es un santo! ¿Cómo vas a resolver ese dilema? ¿Y aún afirmas que no estás lleno de contradicciones? ¿Quieres ser santo sin limpiarte?

CS: ¡Pero, yo quiero limpiarme!

CL: ¿Cuando? ¿Ahora?

CS: Aún no. ¡No quiero que te quedes oyendo mis pecados! ¿Y cuando yo confiese todos mis pecados desde que nací, uno por uno, seré santo?

CL: No. Así que quebraras esa pared de pecados construidos a lo largo del tiempo, serás colocado en el camino que lleva a la santidad. Tú estás separado de Dios actualmente a causa de los pecados antiguos. Cada pecado que cometiste hasta hoy es un ladrillo que fue colocado en esa pared que te separa de Dios y ella fue creciendo y creciendo a lo largo de los años. “Él es nuestra paz, derrumbando la pared intermedia de separación”, Efesios 2:14. Pero, aunque hubiera sólo un pecado que exigiera confesión, sería muy difícil que consigas la capacidad de ser santo como Dios es. Podrías ser “santo” a tu modo, en la apariencia, pero nunca como Dios es.

CS: ¿Cómo así? No entendí.

CL: Aún tiene mucho más por el frente después de que estés limpio delante de Dios. Y que estemos limpios delante de Dios, nunca será lo mismo aunque estemos limpios delante de los hombres, pues los hombres ven apenas la apariencia. Dios ve más que todos juntos y, además, los hombres a veces ven errores donde no existen errores y también encuentran correcto aquello que está errado. Tenemos que estar limpios delante de Dios.

CS: ¿Aún tendré que ser santo después de pasar por la humillación de confesar todos mis pecados a las personas? ¿Aún tiene más cosas por el frente después de limpiarme así? Pensaba que todo terminaba allí, con esa humillación.

CL: Pero, para ti puede ser humillación – para muchos no es. Sí, existe mucho más después de que confieses a las personas y Dios y, si necesario, juntamente con otras personas. (Porque la Biblia dice: “confesad vuestros pecados unos a los otros”). El camino apenas comenzó cuando te limpias.

CS: Pero, ¡entonces no está errado que confesemos nuestros pecados al padre!

CL: ¡Claro que está! Lo que no está errado es confesar a Dios juntamente con alguien cuyas oraciones sabes que son oídas. Si él orar para que seas perdonado, Dios perdonará porque “la oración de un justo puede conseguir mucho en su actuación”. Santiago, un otro hijo de Maria (la madre de Jesús), escribió: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”, Santiago 5:16. Y, Pablo dice la misma cosa “Hermanos, si  alguno fuere sorprendido en alguna falta, (…) sobrellevad los unos las cargas de los otros y así cumplid la ley de Cristo”, Gálatas 6: 1-2.

CS: Pero, yo moriría de vergüenza si contara mis pecados a alguien. ¿Y si esa persona fuera a contarlos a los otros que quieren saber de mi vida?

CL: Pero, si esa persona fuera de aquellas que cuentan tu vida a los otros, no sería un justo. Y la Biblia habla en una persona santa que ora por ti. Y, además, no debes preocuparte con aquello que las personas encuentran y piensan sobre ti cuando confiesas tus pecados, pues, lo que quedará realzado delante de los ojos de las personas será el hecho que confesaste y no los pecados que ellos oyeron. Toda la gente oirá y temerá al tomar nota de una verdad de la Biblia, sin grandes explicaciones y de forma práctica.

CS: ¿Y porque razón es necesario hacer de esa manera?

CL: No es que sea necesario, pero es muy eficiente y es un paso gigante para preparar a la persona para todo aquello que aún está al frente de ella, en el camino para la santificación en el camino de la luz donde todo se queda muestra. Las personas necesitan saber y creer que Dios las perdonará y, también, Dios necesita atender la oración. Ahora, el justo que ora por ti, cree y Dios lo oye. ¿Dios no mandó a los amigos de Job que fueran a pedir a Job que oren por ellos porque Dios no los oiría si fueran ellos los que oren? “Id a mi siervo Job y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto  a él atenderé para no trataros afrentosamente, por cuanto no habéis hablado de mi con rectitud, como mi siervo Job”, Job 42:8.

CS: Explícame mejor, por favor. ¡Parece siempre que no sé nada aún! ¡Y, también, no sé porque razón pregunto tanto sobre las cosas que preferiría no saber!

CL: Sabes que Jesús resucitó a Lázaro, el hermano de la prostituta Maria, aquel que estuvo muerto 4 días.

CS: Sí, oí hablar. El pastor leyó la historia en la iglesia.

CL: Cuando Lázaro salió de la sepultura, venía todo complicado y enganchado con franjas y tiras de paño a la vuelta de su cuerpo. Aunque hubiera sido resucitado por la palabra de Jesús, aun así Jesús mandó a los que otros discípulos lo desatasen. Con nuestros pecados sucede lo mismo: Jesús manda que otros desaten siempre que sea preciso. ¿Si tus manos están atadas, como te desataras? Los amigos de Job estaban atados y Dios los mandó a ir a hablar con Job. ¡Y el único error de ellos fue que no hablaron de Dios tan bien como Job! Con eso estaban atados.

CS: Entiendo. Es un buen ejemplo ese. Pero, ¿es sólo por esa razón que debemos confesar juntamente con quien sabe desamarrarnos delante de Dios?

CL: Jesús dijo que, aquello que un justo desate aquí en la tierra, será desatado en el cielo. Pero, no es ese el único beneficio directo que garantizamos de esa manera, limpiándonos delante de Dios y de los hombres.

CS: ¿Que otros beneficios existen?

CL: Colocamos en práctica uno de los pilares de una vida santa: andar en la luz. El otro pilar es que hagamos lo opuesto de las tentaciones, ahora que conseguimos porque ya no andamos con una pared separándonos de Dios que nos capacita y nos libera para que consigamos.

CS: ¿Andar en la luz, cómo?

CL: La primera reacción de Adán y Eva, cuando pecaron, fue esconderse y fabricar una cobertura para su desnudez. ¿No fue así?

CS: Fue.

CL: Y con eso mostraron que el mundo cambió, es decir, que ellos cambiaron. Si esa fue la primera reacción de un pecador, lo opuesto de eso será la primera reacción de un santo. ¡Sólo puede ser!

CS: ¿Cómo lo opuesto?

CL: Si esconder fue el primer paso que el pecador dio, el primer paso de un santo será revelar y colocar en la luz sin miedo de ser visto – sea que quién sea y sea visto por quien que sea. No necesita tener miedo de revelar, pues, en cualquiera de los casos, todas las personas irán a ver sus pecados el día del Juicio. “Todo que está encubierto será manifestado”, afirmó Jesús. ¿Porque esconderíamos una cosa ahora que, en todo caso, será revelada a todo el mundo en breve?

CS: ¡Me da más miedo esa parte del Juicio de Dios que muchas otras! ¿Toda la gente va a saber lo que yo hice en toda mi vida? ¡Yo no estoy de acuerdo con eso!

CL: Pero, ¿Dios no necesita de tu opinión para hacer una cosa que dijo que iba a hacer, pues no? Si Él necesitara de opinión tampoco consultaría a quien no se limpia. En Isaías, Dios afirma que Él odia la ayuda de quien anda en pecado. Y nosotros también debemos odiar ayuda de ese tipo – venga ella de que forma que venga y en que circunstancias viniera. Así es que los ambiciosos y los avaros dejarán de ser llamados altruistas.

CS: Entiendo. ¡Pero no quería ayudar Dios!

CL: Pero, quien no quiere ayudar Dios, deja a Dios ayudarlo y tú no estás dejando a Dios ayudarte.

CS: ¡Tú lo que quieres, es que te cuente todos mis pecados!

CL: Yo quiero que te limpies, sea del modo que fuera, pues el precio que Jesús pagó para que te limpies fue muy alto.

CS: Está correcto. ¡Pero, a través de ese método será muy difícil que consigas que me limpie!

CL: Es, estoy viendo que sí. Estás dificultando aún más un camino que ya es angosto. En todo caso, me quedaré sabiendo de todos tus pecados más día menos día. Y, aquellas personas contra quienes pecaste, también verán lo que hablaste de ellas y todo que hiciste contra ellas. Entonces, es mejor que confesaras tú ahora y que lo sepan a través de tu boca.

CS: ¡Pero, es mejor más tarde que ahora! Por lo menos se queda aplazado.

CL: Más tarde no será mejor para ti. ¡Ni un poco! Ahora es mejor. Allá no obtendrás perdón, porque la manifestación de tus pecados no será voluntaria.

CS: Entonces ¿seré condenado?

CL: Sí, con certeza.

CS: Y que tendré que hacer después de confesarte mis pecados?

CL: No tienes que confesármelos a mí.

CS: Está correcto. Entendí esa parte. Pero, ¿qué es lo que acontecerá después de eso?

CL: Cuando colocamos en la luz todos nuestros pecados, obtenemos un comienzo, una formación de conducta para el futuro y una base para lo que viene a continuación. El futuro de esa vida que viene depende de andar en la luz. Toda la vida futura será basada y fundamentada andando en la luz de ese modo. Eso no es la santidad aún, pero es la puerta por donde entramos hacia la casa de la santidad – o mejor, es una de las puertas.

CS: ¿Y las otras puertas cuáles son?

CL: Una de ellas, nosotros usamos más en una fase inicial que en el futuro – aunque usamos muchas veces en el futuro también.

CS: ¿Cuál es?

CL: Debemos hacer lo opuesto de aquello que la tentación quiere que hagamos. Y, cuando ya no somos tentados, haremos lo opuesto de aquello que antiguamente era nuestra vida – aún sin tentación para abrirnos las perspectivas y el camino.

CS: ¿El opuesto como? Espera, deja ver si entendí. Si yo fuese tentado a hablar mal de alguien delante de las personas, debo callarme – ¿es eso?

CL: No. Si estuvieras siendo tentado a hablar mal de alguien en una mesa de chisme, debes hablar bien de la persona delante de todos. Eso es hacer lo opuesto de la tentación. Si fueras tentado a robar, debes dar inmediatamente allí y no quedarte quieto. Por eso es que Pablo dice así: “el que hurtaba (...) trabaje para que tenga que compartir…”, Efesios 4:28. No hurtar, sólo, no basta. Y lo mismo se puede decir de quien mentía: quedarse callado, no bastará – necesita hablar la verdad. “Hablad la verdad, cada uno con su prójimo!”

CS: Veo que el camino se aprieta cada vez más. ¡Nunca pensé que era tan difícil!

CL: Pero, no es que sea difícil – ¡tú es que no quieres! Se trata sólo de falta de gana de tu parte. ¡Nada más! Por eso es que no puedes estar complicando aún más tu camino – ¡él ya es suficientemente complicado y difícil! Pero, si te hicieras obediente, el camino se hace menos difícil cada paso que das. ¡Eso es muy simple de ser hecho! Es muy simple. La complicación sólo existe en tu cabeza y en quien no quiere ser obediente.

CS: ¿Cómo así? ¿Debo confesar porque no quiero confesar? ¿Debo comenzar ya a hacer lo opuesto de aquello que mi corazón habla para yo hacer?

CL: Sí, es una óptima idea esa. Es que ni comenzaste a andar en el Camino aún.

CS: Creo que estás engañado. Yo no falto a ningún culto de mi iglesia. ¡Oigo todo! Es sólo mi pastor abrir la boca y mis oídos se quedan escuchando bien.

CL: Claro, pero no necesitaré comentar porque eso acontece, ¿pues no? ¿O será que se hace necesario?

CS: ¿Que estás insinuando?

CL: La Biblia dice así: “Acaso andarán dos juntos, si no estuvieran de acuerdo?” Amos 3:3. Y, en otro lugar, también afirma que “vendrá tiempo en que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias”, 2 Timoteo 4:3. Y como existen muchos tipos de antojos entre los hombres, habrá siempre muchas iglesias y denominaciones, cada una con un modo.

CS: ¡Ahora quien no hace comentarios, soy yo! ¡Esa afirmación que hiciste me lastimó mucho! ¡No la comentaré!

CL: Todo bien.

CS: ¿Porque sigues hablando mal de mi pastor y diciendo que él está errado sin que me sienta lastimado?

CL: Si tú te limpiaras, podrás continuar oyendo a tu pastor en la misma – y aún oirás mejor. Nada impide que te limpies. ¿Que idea es esa de que crees que no debes limpiarte a causa de tu pastor y a causa de tu iglesia?

CS: Es porque ellos no me hablan así de ese modo que me hablas.

CL: Si te limpiaras, será mejor para ti y para la iglesia – desde que digan cosa con cosa. Nada te impide de ir a la iglesia – a menos que Dios te muestre otra cosa. ¡Y nada te impide de que te limpies también!

CS: Pero, ¿qué es lo que tiene que acontecer después de limpiarme?

CL: La limpieza permitirá que, cuando quisieras hacer lo opuesto de la tentación, o cuando quieras transformar tus hábitos y tu corazón puntualmente, lo conseguirás. Pero, si no comienzas, no terminarás. Sólo terminan aquellos que comienzan. Y, aún así, muchos que comienzan no terminan derecho – se desvían en algún lugar.

CS: ¿Porque se desvían después de comenzar?

CL: Muchos miran para atrás y Dios los deja clavados donde pararon para mirar hacia atrás. Después, ni notan que están solos y andan por otros caminos. ¡Tienen tanta conciencia de Dios, después, cuanto tendría una estatua de sal! Y serán con Sansón de quien se quedó escrito: “Y no sabía que Dios lo había abandonado!” Jueces 16:20

CS: Entiendo. La mujer de Lot se convirtió en estatua de sal, ¿no fue?

CL: Fue sí. Y ni las oraciones de Abraham le valieron para nada.

CS: ¿Y porque razón una persona mira para atrás así, aún después de que los ángeles hayan dicho “No miren para atrás”?

CL: Las personas, cuando abandonan sus pecados, se olvidan de quitarlos de sus corazones también. Abandonan la coquetería y las novelas y dejan todo en sus corazones. Después, se quedan implorando a Dios por el amor de sus vidas. Y sólo Dios puede ser el amor de nuestras vidas. Otros dejan de beber y de frecuentar bares, pero no dejan de reír de las bromas de los borrachos y de los tontos. Se quedan siempre con uno de los pies en el mundo que dejaron.

CS: ¿Y se convierten en estatuas de sal?

CL: Sí, claro. Debían coger la oportunidad. Si ya abandonaron las ilusiones, deberían aprovechar para quitarlas del corazón también.

CS: ¡Entonces yo ya soy la Torre de Babel hecha en sal, una montaña de sal!

CL: ¡Si tú lo dices! ¿Y ni así temes? ¿Ni así te limpias?

CS: ¿Después de limpiarme estaré bien?

CL: No, pero estarás equipado para estar bien, para terminar tu camino y ir hasta al fin llegando en el final con el mismo amor que comenzaste – sin pesos. ¡Pero, de ese modo tuyo no conseguirás comenzar – mucho menos terminar!

CS: ¿Cómo así terminar el camino? ¿No termina cuando aceptamos Cristo?

CL: Comienza cuando Cristo te acepta. Cuando él te limpia personalmente, de alto a bajo, él comienza la obra de la santificación en ti – dentro y fuera. Y, aunque no importe cuanto tiempo dura esa obra después de eso, necesita terminar. Pablo dijo: “Seguid la santificación, sin la cual nadie verá el Señor”, Hebreos 12:14.

CS: Entiendo. ¿Entonces que seamos limpios es sólo el inicio del camino?

CL: Es. Es el inicio y la puerta de entrada para la voluntad de Dios. Pero, también es la llave para que consigas abrir las otras puertas para las soluciones de todos los problemas y tentaciones que puedan querer impedir que alcances la voluntad de Dios.

CS: ¿Cuál  voluntad de Dios?

CL: La santificación es una de ellas, claro. Pablo dice también: “Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación”, 1 Tesalonicenses 4:3.

CS: ¿Y preciso limpiarme para entrar en esa voluntad de Dios?

CL: Necesitas limpiarte para entrar en cualquier voluntad de Dios. “Y habrá allí una calzada y camino y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará”, Isaías .35:8. Quién no se limpia, no tiene acceso a ella siquiera. La puerta angosta nos da acceso a la voluntad de Dios, al camino que se sigue. Eso no significa que quién tiene acceso, haga después aquello que debe del modo correcto y hasta al fin. ¡Significa que si no te limpias, nunca tendrás acceso a la voluntad de Dios – sea ella cual que sea! Y Jesús dijo: “No todo lo el que me dice: ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos”, Mateo 7:21. ¡Imagina sólo todo lo que te podrá acontecer aún si no te limpiaras ya!

CS: Estoy quedándose más desanimado. Creía que sería más fácil vivir con Dios.

CL: Es más fácil vivir a través de Dios. Pero no de tu modo y ni del modo que pensabas. Vivir “la verdad” sin Dios es una cosa; vivir de la verdad con Dios es otra. De ese tu modo no será posible vivir aquí como se vive allá en el cielo. Vivirás de tu modo con Dios en tu cabeza y en tus sueños desanimándote porque no se concretizan – nada de real se pasará. Serás cómo Sansón que no sabía que Dios ya no estaba con él. ¡Y el diablo te saca los ojos como hizo a él!. “Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel.” Jueces 16:21

(Introducción)(Dial.1)(Dial.2)(Dial.3)(Dial.4)(Dial.5)(Dial.6)(Dial.7)(Dial.8)(Dial.9)(Dial.10)

(Dial.11)(Dial.12)(Dial.13)DIÁLOGO 14(Dial.15)(Dial.16)(Dial.17)(Dial.18)(Dial.19)(Dial.20)