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LA ETERNIDAD

 

CS: Tengo miedo de la eternidad. De hecho, no consigo imaginar una eternidad. Parece que todo va a acabar y que sólo yo me quedaré.

CL: Es normal. Nunca un pecador pensará que va a morir. Él sabe que va a morir, pero no piensa que va.

CS: Es verdad.

CL: Por eso es que la Biblia dice que es mejor ir a un funeral que ir a una fiesta. Quien sabe, sus ojos se abren y resuelve caerse en lo real.

CS: ¿Y porque razón las personas creen que no van a morir cuando saben que van?

CL: Porque Dios nos creó como seres eternos. La idea de la eternidad forma parte de nosotros. Pero, sin embargo, dejamos de ser eternos. El ser humano es un mundo de contradicciones, está lleno de confusiones. Él fue creado eterno y va a morir; fue creado puro y peca; fue hecho para dar gloria Dios y toma para sí mismo todo el prestigio y se congratula fácilmente. Todo en el ser humano es una contradicción.

CS: ¿Porqué?

CL: La Biblia dice que, cuando Dios creó al hombre y todo lo que existe, “todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos”, Eclesiastés 3:11. A este hombre, con el concepto de la eternidad dentro de él desde la creación y siendo bello como creación, Dios avisó así: “mas del árbol de la ciencia del bien y del mal, no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”, Génesis 2:17. Ahora tenemos un hombre que va a morir, lo cual tiene la idea de la eternidad enraizada dentro de él. Su manera de actuar y de pensar se hace una contradicción.

CS: Entiendo. ¿Por eso es que los hombres encuentran siempre que los otros son los que van a morir y hacen bromas en los velatorios?

CL: Es, esa puede ser una de las razones. Pero, no es la única cosa que ocurre dentro de los hombres cuando pecan.

CS: ¿Qué más ocurre?

CL: Los hombres fueron creados para que sean puros, limpios, correctos, obedientes, constantes y todo más. Pero, son impuros, sucios, inciertos, desobedientes, inconstantes entre otras cosas. Todo aquello que su creación original aún los hace pensar que son, entra en contradicción con la realidad, con su vivencia y con aquello que realmente experimentan en la vida práctica.

CS: ¿Por eso es que las personas se encuentran siempre ciertas aún cuando fallan?

CL: Puede ser esa la razón, sí. Puede ser – es una posibilidad. Todas las cosas dentro de los pecadores entran en contradicción porque existe una realidad opuesta a la creación que son.

CS: ¿Y qué más ocurre dentro de los seres humanos de ese modo que hablas?

CL: Dios está ausente y las personas lo encuentran presente. Las personas fueron hechas para vivir en la presencia de Dios y creer que Él andaría con ellos. ¡Un ser que vive conforme fue creado, no le pasará en sus sueños más lejanos que Dios no anda con él! ¡No concibe tal cosa! ¡Es de esa manera que debería pensar cualquier persona limpia delante de Dios y dentro de la voluntad de Dios: no debería pasarle un único pensamiento que Dios no irá a andar con ella! ¡Y, si alguien le dijera que Dios no anda con ella, ella va a reír de la broma – ni va a creer!

CS: ¿Y porque razón es tan difícil creer cuando debemos?

CL: Porque el diablo intercambia siempre todo y el pecador (que sale o salió al diablo) piensa de igual manera. Cuando la persona no está con Dios, el diablo influencia las mentiras diciendo que Dios anda con el pecador que, por su parte, está en falta para con Dios y para con sus responsabilidades – el diablo sólo usa aquello que el pecador tiene dentro de él; pero, así que el pecador se arregla con Dios y con su prójimo, el diablo usará las realidades de los tiempos en que no se encontraba bien con Dios para atormentarlo y hacerlo incrédulo diciéndole que Dios no anda con él. Antes usaba las mentiras – después, usa las verdades antiguas. Irá a implicar con él, perturbarlo y hacerlo acordarse de las veces que Dios no andaba con él y, también, de las veces que las profecías de las iglesias falsas no se concretizaron. Será un festín de confusión en la persona que no estuviera habituada a vivir sólo de la realidad y aceptarla como tal en la hora correcta – por muy increíble que sea cuando estamos bien con Dios, o por muy difícil que sea que aceptemos si no estuviéramos bien con Dios.

CS: A las veces me siento así, muy confuso y con gana de abandonar todo.

CL: Eso sería de esperar. El diablo hace tener antojos de abandonar lo que ya abandonaste o despreciaste hace mucho tiempo para que continúes creyendo que estás bien.

CS: ¿Cómo así?

CL: ¡Si tú no te limpias y estás separado de Dios, pensar que debes “abandonar” todo que ni tienes, es una manera muy extraña de pensar! Es más una forma de creer que tienes algo que nunca tuviste.

CS: ¿Yo nunca tuve a Dios?

CL: Si hubieras tenido a Dios en ti, sabrías ver cual es la diferencia ahora. ¡Cómo no sabes cuál es la diferencia (sólo imaginas), deduzco que nunca tuviste!

CS: ¿Quiere decir que no tengo ninguna oportunidad de que Dios me acepte?

CL: ¡Eso significa que sólo tienes una cosa para hacer – para hacer ahora!

CS: ¿Cual?

CL: ¿Tengo que decirte nuevamente? ¡Arreglarte con Dios, claro!

CS: Pero, si soy creyente y creo en Jesús y hablo de Él a las personas, ¿porque tengo que arreglarme más aún?

CL: Yo creo que hablas de Jesús para no arreglarte. Un profesor no cree que es estudiante y, si un estudiante enseña, puede creer que no es estudiante. Un asaltante se encuentra buena persona cuando da un buen dinero a un pobre.

CS: Yo creo que no soy así.

CL: Nunca leíste lo que viene en la Biblia: Allá dice así: “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”, 2 Timoteo 2:19.

CS: ¿Y si no se aleja del pecado?

CL: Tus fundamentos no permanecen. La palabra “permanecer” es de la familia de la “eternidad”. Y, si no te alejaras del pecado, nunca permanecerás, nunca serás constante.

CS: ¿Cómo es que es eso?

CL: “Eternidad” no significa sólo una cosa sin principio y sin fin – es, también, algo que es constante, sin altos ni bajos. Es algo permanente y constante. Esa es la idea de la eternidad que también existe dentro de cada hombre – él se encuentra constante, coherente y todo más. Y se nota que no es así cuando Dios le da luz, llora y se puede arrepentir.

CS: Se puede arrepentir ¿cómo? ¿Si llora ya no está arrepintiéndose?

CL: Las lágrimas pueden significar alguna cosa, pero también pueden no significar nada.

CS: ¿Cómo así?

CL: Cuando la persona llora porque su vida práctica no sale como ella desea o espera, ella se siente frustrada. Por eso llora y se lamenta.

CS: ¿Y es errado él llorar por esa razón?

CL: No. Errado sería pensar que, porque lloró, está perdonado y Dios va a andar con él. Las lágrimas por los pecados llaman la atención de Dios, es verdad, pero no significan el perdón. El perdón es dado a quién se corrige desde los tiempos que se acuerda que erró, es decir, va hasta donde erró y comienza a corregir todo lo que puede, para inmediatamente comenzar a vivir de otra manera. ¡Eso es arrepentimiento – no es llorar por la leche derramada, pero es ordeñar otra vaca!

CS: Entiendo.

CL: Porque, existen personas que lloran sólo porque fueron “atrapados” in fraganti. Ellos lloran porque ya no consiguen esconder la vida antigua, fueron sorprendidos y, al mismo tiempo, no quieren estar separados de las personas. Andan con añoranzas aún antes de abandonar la vida de cerdo. No la dejaron y ya miran para atrás – por esa razón muchos lloran.

CS: Y también pueden llorar porque la opinión pública cambia acerca de ellos, ahora que sus pecados fueron expuestos delante de algunas personas.

CL: Es verdad.

CS: Pero, continúa, no me dejes interrumpirte.

CL: Entonces, las personas se hacen inconstantes e incoherentes porque no se limpian delante de Dios. Se hacen una contradicción obvia de aquello que son como creación. Se encuentran correctos, prometen porque se encuentran cumplidores e inmediatamente se olvidan de lo que prometieron porque son inconstantes. Pero, ni tampoco así se reconocen como siendo extraños y faltos.

CS: Entonces, ¿cuando la persona es inconstante es porque no se limpió? ¿La suciedad es que causa la falta de “eternidad ” dentro de nosotros?

CL: Es. “Y allí habrá una calzada y camino y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos, el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.”, Isaías 35:8.

CS: Por ejemplo, la eternidad sería algo sin fin. Pero, también sería una cosa constante – como dijiste. ¿No es eso lo que me estás afirmando?

CL: Sí, es eso aún. Estoy viendo que me entiendes cada vez mejor.

CS: Puede ser porque tienes paciencia conmigo y me explicas muy bien.

CL: Las personas sólo se hacen inconstantes a causa de pecado. El pecado las lleva a que sean así. Y que seamos inconstantes, para además de ser algo contrario a nuestra creación, es el opuesto de la eternidad. Por esa razón existe tanta confusión dentro de un corazón pecador. Y por esa razón es que Isaías dijo: “No hay paz para los impíos, dice mi Dios”, Isaías 57:21.

CS: Entonces, es preciso que seamos constantes – no sólo que afirmemos que somos porque fuimos creados para que seamos. ¿Nuestra creación nos lleva, a veces, a decir que somos aquello que ya no somos?

CL: Es preciso que nos hagamos constantes, sí.

CS: ¿Que nos hagamos cómo?

CL: No podemos ser constantes por decisión y a través de los votos que hacemos. Para que las decisiones que tomamos sean concluidas y aprobadas por Dios en el final (porque son hechas a través de Él), necesitamos estar en comunión con Él y que modifiquemos nuestras maneras de pensar.

CS: Cambiar nuestras maneras de pensar ¿cómo?

CL: Porque teníamos una realidad que, después de limpios, ya no tendremos, necesitamos coger en la verdad y en las realidades que el diablo va a intentar contrariar y oscurecer para nuestros ojos después de que nos convirtamos de verdad, saliendo de la ilusión para la realidad.

CS: Entiendo. Eso significa que, si yo hablar con Dios y que no estuviera bien con Dios, mis planes van a salir frustrados.

CL: Sí, principalmente si aún te puedes salvar. Porque, no vemos los planes de muchas personas perdidas que salen frustradas. Existen personas que consiguen hacer las cosas que quieren. Pero, eso no será sinónimo de éxito final.

CS: Y ¿qué tiene que ver eso con que seamos inconstantes?

CL: En la apariencia, aquellas personas que andan sin Dios – que andan en el abandono total – no son muy perturbadas por el diablo y, de momento, ni por Dios. ¡Pero, sus fundamentos son falsos y cuando mueran no van a quedarse sabiendo lo que les ocurrió! Ellos se sienten seguros sin estar verdaderamente asegurados eternamente. Su apariencia parece ser firme y constante, pero, como la Biblia dice, “Ciertamente los haz puesto en deslizaderos; en asolamiento los harás caer. ¡Cómo han sido asolados de repente!”, Salmos 73:18,19. ¡Y su caída será grande!

CS: Entiendo.

CL: Pero, lo mismo ya no acontecerá con aquellos que se pueden salvar, pero que no son salvos de todos sus pecados y, aun así, hablan de Dios a todos (y muchas veces no hablan para si mismos). Esos se hacen inconstantes y vacilantes en casi todo porque hablan de Dios. El mundo ve y toma nota – ellos mismos nada ven. Y, si no parecieran vacilantes, se están esforzando para que mantengan las apariencias falsas. Y, también, existe el peligro de que mezcles las cosas de Dios con las tuyas y, más tarde, se transformen en un lazo para ti. Cuando estuvieras bien con Dios, podrás aún hacerte inconstante e incrédulo en las cosas que debes hacer por Dios, a través de Él a causa de eso.

CS: ¿Como?

CL: Cuando quieres que Dios haga una cosa que son solamente tus planes y al mismo tiempo haces algunas cosas de Dios conforme Él quiere, puedes hacerte inconstante en el futuro (en las cosas de Dios). Y necesitamos ser eternos en todos los aspectos.

CS: ¿Como eso acontece?

CL: Tú esperas que Dios te bendiga en aquello que no es de Él y que es de tu autoría. Porque te amas mucho, piensas que aquello que quieres será lo que Dios quiere. También estás habituado a generalizar, ¿correcto? Pero, por esa razón, porque Dios no te da aquello que quieres, fácilmente pensarás que Dios no está contigo después cuando estuvieras ocupado sólo con la voluntad de Dios. Y eso acontece sólo porque no te está bendiciendo en aquellas cosas que querías que te bendijera cuando aún estás vacilando entre dos pensamientos, 1 Reyes 18:21. Deducir y asumir erradamente que Dios no está contigo en nada de lo que haces sólo porque te rechazó en ciertos aspectos.

CS: ¿Es como si mitad de una casa perteneciera a Dios y la otra al diablo y yo destruyera la casa toda por cuenta de eso?

CL: Sí, podemos colocar eso de esa forma. Pero, Dios te estaba bendiciendo e instruyendo en otras cosas mientras tenías tus pensamientos y resoluciones propias también. Eso va a crear inestabilidad dentro de ti – más tarde – siempre que pienses y que medites en aquellas verdades que Dios te reveló en el tiempo que deseabas que Él hiciera tu voluntad. Él te hablaba de otras cosas y no sabes distinguir entre esas y las que Él no te daba. Unas cosas te hacen incrédulo en las otras también. Dios no hacía tus cosas y al mismo tiempo te reveló otras. Y, como vas a pensar que Dios no estaba contigo en aquel entonces, despreciarás o rechazaras algunas verdades que te reveló. Tu estado de espíritu de entonces, se quedó asociado y llegado a las verdades en que podías confiar y no confiaste porque asumiste que Dios no estaba contigo sólo porque no conseguiste aquello que querías para ti. Resumiendo: porque Dios no estaba contigo en algunas cosas, creerás que no estaba en ninguna. Eso te hace ser inconstante. “Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis”, Isaías7:9.

CS: Y ¿cómo puedo resolver eso?

CL: Necesitas separar y catalogar las cosas y ver como Dios aún estaba intentando llamar en tu puerta a causa de ciertos aspectos – mismo rechazando otros en silencio. También necesitas asumir tu error como error y reconocer que tus ambiciones no venían totalmente de Dios – sólo en parte y en la ignorancia, como Pablo hacía antes de haberse convertido. Enseguida, será necesario asumir que, las cosas que Dios te mostraba (se te mostró), eran dignas de confianza – aún aquellas que sufrirán ligeras mutaciones y adaptaciones en el futuro, por haberte mostrado sólo parcialmente.

CS: Entiendo.

CL: El problema mayor que nos puede perturbar, es que nos hagamos incoherentes y borrosos. Y eso va aconteciendo cada vez más, pues, las personas oran, “Señor, queremos hacer tu voluntad” cuando quieren decir, “Señor, queremos que hagas nuestra voluntad porque Tú nos amas”.

CS: Y ¿eso está correcto? ¿Que Pidamos a Dios que nos haga cosas porque nos ama?

CL: ¡Claro que no está! ¡No se hace chantaje por amor! Y Dios no acepta chantaje. Pero, las personas que tienen la osadía ignorante de orar así, no se dan cuenta que la voluntad de Dios no es la de ellos y que la de ellos no puede ser la de Dios. Asumen que aquello que ellos quieren es lo que Dios va a querer también – ¡lo que ya lo quiere! De ahí que oren “Señor, hace tu voluntad” mientras están pensando en las cosas de ellos, es sólo un pasito muy corto.

CS: Tiene lógica eso que me estás hablando.

CL: Y, por cuenta de eso, acaban por hacerse inconstantes en las cosas de Dios más tarde – una cosa lleva a la otra.

CS: ¿Porqué?

CL: Porque, cuando oraran por las cosas de Dios, van a creer que Dios no les va a dar esas también porque no les daba las que querían anteriormente – no van a tener fe firme. Y, también, va a faltar el antojo de que concreticen aquellas cosas que son de Dios porque aún desean las suyas, aquellas que Dios rechaza darles del modo que desean. Si no oraran por las cosas de ellos, no van a tener asunto por los cuales orar. Tal persona se queda sintiendo que está “desamparada” y decepcionada en sus expectativas y acaba concluyendo y asumiendo que Dios no anda con él en ninguna área de su vida. ¡Hace como tú, queriendo desistir de todo! ¡Es vergonzoso que alguien quiera desistir así! Pero, Dios no andaba con él en aquello que no era su voluntad – solamente. Y él generaliza porque mezclaba todo antes. Ahora, va a llevar su tiempo hasta que él vea la diferencia y llegar al punto donde todo cuanto pide a Dios le sea dado. No es fácil llegar a ese punto, pero es necesario. Que nadie se atreva a quedarse sin alcanzar ya esa normalidad de la eternidad.

CS: Entiendo.

CL: Generalizan siempre y destruyen la casa toda porque un cómodo necesita de obras. Negligencia en la limpieza del resto de la casa porque un cuarto está sucio. Por eso es  que Santiago habla de las personas inconstantes así: “Pecadores, limpiad las manos; y, vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”, Santiago 4:8. ¡Él no dice para que desistan – bastará que limpien los corazones y no desistir del resto, es decir, no abandonar lo que está correcto por cuenta de lo que no funcionó!

CS: ¿Y podemos confiar en todas las cosas que Dios nos muestra mientras estamos en esas incoherencias de decir que queremos las cosas de Dios cuando pedimos las nuestras?

CL: ¡Claro que sí! ¿Desde que sean las cosas de Dios, no es verdad?

CS: ¿Cómo así, que sean las cosas de Dios?

CL: ¡Es difícil explicar una cosa simple a alguien como tú que perdió tanto tiempo luchando y vacilando entre limpiarse o no limpiarse!

CS: ¿Porque es difícil?

CL: ¡Porque nos quedamos angustiados sólo de verificar que ya podrías saber todas estas cosas! ¡Parezco alguien dando leche a un adulto y, aún, usando un biberón para conseguirlo! “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad  de que se os vuelva a enseñar cuales son los primeros rudimentos de las palabras de Dios, y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño, pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tiene  los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. ” Hebreos 5:12-14.

CS: Por favor, para de ofenderme y explícame.

CL: Por eso es que alguien que se atrasa en las cosas de Dios, pues está siempre con prisa e impaciente. Atrasado será siempre tentado a ser apresurado e inconstante. Y, la Biblia dice: “¡El que creyere, no se apresure!” Isaías 28:16

CS: Por favor, continúa.

CL: Las personas inconstantes son incrédulas y los incrédulos se hacen inconstantes. ¿Que más quieres que te diga? ¡No tengo mucho más para explicar! ¡Está muy claro!

CS: Si todo eso que me hablaste fuera verdad, esa afirmación tiene toda la lógica. ¿Y que más acontece con quien no se limpia?

CL: Las personas que no se limpian, caen fácilmente en lazos y en todo el tipo de tentaciones que no deberían existir siquiera en sus vidas. Ellos vacilan cuando deben estar firmes y están firmes cuando deben ceder abandonando la terquedad; sólo ven lo que quieren ver, sólo entienden aquello que quieren entender (o del modo que prefieren entender); no son humildes para aceptar las cosas de los otros a causa del miedo que tienen de perder un argumento o una seguridad, algo que les quita las “certezas”; confunden las seguridades, es decir, si estuvieran seguros en la mentira se sienten seguros en el resto. Creen que, que se sienten seguros en cualquier cosa, es seguridad. Coleccionan “seguridades” y cada una tiene un valor enorme – intentan convencerse a cualquier precio y cada trozo de seguridad falsa es cogido con uñas y dientes. Y están así porque su creación se mezcló con la vida que recibieron como salario del pecado. Que seamos inconstantes, también es una forma de salario, de recompensa y de sueldo del pecado. No son agua dulce y no son agua salada – es una confusión, una mezcla.

CS: Entiendo.

CL: Los que vacilan, también son personas que desisten de todo fácilmente. Una persona inconstante y vacilante va siempre de un extremo a otro: si no fuera del modo suyo, no será de ninguna manera. Él juega todo para el alto, desiste de todo y, si no fuera de su modo, no tiene ánimo para hacer de otra manera. Quien desiste, revela cuánto se ama a él mismo.

CS: ¿Y que es lo que eso tiene que ver con la eternidad?

CL: ¿No lo ves? Todas esas cosas son lo opuesto de todo aquello que la eternidad es. Desisten y quien desiste, no permanece o no quiere permanecer – la eternidad permanece, son cosas que se quedan para siempre; ese es el contraste; son inconstantes por varias razones: o son constantes de fondo falso y de apariencia “firme”; y ni apariencia de firmeza tienen. Pero la eternidad es constante y firme por dentro y por fuera. Y, si fueras a analizar bien a todos los comportamientos en una persona separada de Dios, verás que son lo opuesto de la eternidad. Verificarás, también, que todo pecador o tiene o quiere tener la idea de que está siempre correcto – él sólo quiere la idea y no la certeza real porque es incrédulo y tiene recelo de ser contestado. Si no cree que está correcto, gana una inseguridad – y eso es todo lo que él no quiere ni cerca. Y, la persona en pecado, sólo desea que pueda sentirse bien y nada más. Es como un miedoso: ¡sólo se siente bien temiendo! El preocupado, también, se siente seguro preocupándose mucho; el mentiroso, mintiendo. Es eso que la Biblia dice: “Porque no duermen ellos si no han hecho mal”, Proverbios 4:16.

CS: Tiene lógica.

CL: Entonces, no podemos olvidar que la vida que Jesús nos da es y será eterna. Tenemos que irnos habituando a la idea y, al mismo tiempo, anular y extinguir todo el recuerdo del pecado de forma real porque eso nos hace que seamos lo opuesto de la eternidad.

CS: ¿Cómo se hace eso?

CL: A través de la sangre de Cristo, que nos limpia verdaderamente. Nadie que sea limpio por Cristo, necesitará esforzarse para sentirse limpio – no necesita convencerse como lo haría antes, a través de la seguridad falsa. Muchos creyentes se convencen que están limpios cuando no están.

CS: ¿Y seremos realmente limpios?

CL: Seremos más blancos que la nieve, Dios habló.

CS: Parece ser cosa buena.

CL: Es cosa buena. Pero ni así te resuelves limpiarte, ¿pues no?

CS: Yo he de limpiarme aún.

CL: Es más una señal de la inconstancia.

CS: ¿Cual?

CL: Aplazar las cosas. Cuando aplazas, no llevas nada en serio. Y, si no llevas en serio, eres incrédulo y los incrédulos no creen que serán condenados. Incrédulo es asimismo: no cree que hoy puede ser su oportunidad de morir; o, entonces, no cree que será condenado si muere. Es todo una falta de “eternidad” dentro del pecador y, también, una falta de realidad. Aplazar lo que se debe hacer ya, también es, de cierta forma, lo contrario de la eternidad.

CS: ¿Y todas estas cosas acontecen conmigo sólo porque no me limpié aún?

CL: ¿Cuáles cosas?

CS: La falta de fe, la falta de eternidad dentro de mí y las otras cosas más que me vienes hablando este tiempo todo.

CL: Sí, seguramente. ¡Mira sólo lo que vienes perdiendo sólo porque no te limpias inmediatamente!

CS: Entonces, ¿soy un monte de basura sólo porque no me limpio de otras cosas? A tu ver soy un monte, una montaña de escombros y de consecuencias sucias.

CL: Las palabras son tuyas. Pero, nunca dijo que eras un monte de basura – sólo digo y reafirmo que, si no te limpias, amontonarás pecados atrás de pecados y culparás a Dios de todos los males por los cuáles eres el único responsable. ¡Que te acuses sin que te limpies, es disculpa de quien no se quiere limpiar – de aquellos que aún creen que aún es posible otra salida por donde se escapen y por donde eviten limpiarse! Y, si crees que eres un monte de basura con el objetivo de desistir de limpiarte porque imaginas que existe una enorme tarea delante de ti, todo eso es consecuencia de que no te limpies también.

CS: ¿Cómo así?

CL: La tarea de que te limpies no es enorme – es de enorme importancia, pero no es una cosa tan complicada así. En la verdad, prefieres pasar por todos estos problemas mucho mayores que aquellos que pasarías limpiándote – si te limpiaras, sería sólo una pequeña humillación. Pero, prefieres y escoges tener problemas mayores e imposibles de resolver.

CS: Pero, ¡yo no quiero problemas!

CL: Sé de eso. ¡Pero tampoco te quieres limpiar! Tú no quieres problemas y, también, no te quieres limpiar. Mira hacia la vida de Daniel. Él dijo que ni Dios encontró pecado en él. ¡Dios ve todo – hasta aquello que nadie ve! Y, aún así, Daniel dijo que estaba inocente delante de Dios.

CS: Pero, ¿Daniel no tenía problemas? ¿Ser jugado en la cueva de los leones no era problema para él?

CL: Aquel problema de Daniel y muchos otros también, eran problemas, sí. Pero, no eran problemas de él, para ser él que los resolviera. El único trabajo de él era estar limpio e inocente delante de Dios. De la boca de los leones, Dios cuidó.

CS: Entiendo.

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