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LA FÉ

 

CS: ¿Tú nunca dudas?

CL: ¿Tú nunca crees?

CS: A veces creo, a veces consigo creer.

CL: Yo a las veces dudo, unas veces bien y otras veces mal. Pero me corrijo cuando creo mal o cuando dudo mal, también. Pero, si dudo bien o si creo bien, agradezco a Dios.

CS: ¿Y es posible que creamos mal y que dudemos bien? Yo pensaba que deberíamos creer siempre y que nunca dudáramos.

CL: Claro que es posible que creamos mal y que dudemos bien. El diablo nos puede ayudar a creer y a dudar; Dios nos puede fortalecer la fe y la duda también. Principalmente cuando no tenemos certezas. Cuando no tenemos certezas, debemos quedarnos en la duda en vez de creer a cualquier costo. Y cuando Dios nos habla y muestra, debemos creer a cualquier costo siendo obedientes. ¡Cuándo obedecemos, mostramos que creemos – no cuando nos calmamos, solamente! Sin embargo, será buscando y hallando la verdad que anularemos la duda y la mentira.

CS: ¿Cuándo es que dudar es pecado entonces?

CL: Dudar es pecado cuando tu corazón es el responsable por la duda siempre que Dios habla. Pero, si no fuera un problema de corazón, si fuera a causa de quien habla o debido a lo que dice, la duda puede no ser pecado; si no fuera a causa del corazón que tienes. Jesús habló a los incrédulos y los llamó duros “de corazón”. Y podemos aplicar el mismo principio con relación a la fe. Todo funciona como las monedas que tienen dos lados: podrás dudar de la verdad o de la mentira, y quien duda de la verdad, cree en la mentira y viceversa. Depende de tus actitudes y del corazón que tienes.

CS: ¿Cómo así?

CL: Ladrón cree en ladrón. Independientemente si la otra persona es deshonesta o no. Pero antes, si ellas son del mismo género, si tienen el mismo tipo de corazón, si son del “mismo barrio”; Inmediatamente creerán en la misma “verdad”. Así como, si eres de Dios, crees en Dios también.

CS: ¿Quién duda de la mentira tiene tendencia para creer en las verdades? ¿Es eso?

CL: Sí.

CS: ¿Y porque razón Jesús habló tanto contra aquellos que dudaban?

CL: Porque ellos dudaban cuando Jesús estaba hablando. Jesús nunca los reprendió porque dudaban, sino porque dudaban cuando era la verdad que les confrontaba y cuando era Él quien estaba hablando. Y también, en esos momentos resistían a Espíritu Santo que hacía una obra de manifestación de las verdades que Jesús estaba hablando dentro de los que oían. Y si ellos resistían a tal manifestación eran duros de corazón, pues el Espíritu de Jesús nunca los engañaría.

CS: Entonces, ¿no siempre es pecado dudar?

CL: Jesús elogió a una iglesia en el libro de Apocalipsis porque ella encontró a los falsos apóstoles como siendo falsos – y encima eran apóstoles, personas de autoridad. Hoy las personas, ni a los meros pastores consiguen ver como tramposos – cuando lo son. Y aquella Iglesia hizo más que dudar – ella los encontró falsos. “Yo conozco tus obras,  y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y haz probado a los que se dicen ser apóstoles y no lo son y los haz hallado mentirosos”, Apocalipsis 2:2. Jesús los elogió por eso.

CS: Es interesante eso.

CL: Lo que Jesús condenaría, sería que dudaran de la verdad cuando la verdad estuviera siendo hablada y explicada en el momento correcto. Pero, Jesús también condenaría a cualquiera que no entrara en duda si fuera mentira la que estuviera siendo predicada. La duda es una facultad humana y sólo se hace condenable cuando es usada o en el momento errado o contra la verdad.

CS: Entiendo. Quién no cree la verdad cuando está siendo explicada, cree en la mentira. ¿Entendí bien?

CL: Sí. Cristo llama incrédulo a quien no cree cuando la verdad es hablada. Pero, si la mentira fuera hablada y no creemos, Cristo nos llamará creyentes y hombres llenos de fe. Él también nos dirá: “… y los hallaste falsos…” y nos elogiará.

CS: Entendí mejor ahora.

CL: ¿Y que pensabas que era la fe?

CS: Yo pensaba que teníamos que creer siempre y nunca dudar, nunca juzgar nadie.

CL: No. Si fe fuera eso, los falsos todos agradecerían y tendrían camino libre para engañar a más tontos. Fe es poder creer en la verdad, aún cuando ella es invisible.

CS: ¿Y la verdad puede ser invisible?

CL: ¿Tus pensamientos no son invisibles? Y, sin embargo, vives de ellos. ¿El aire que respiras no es invisible? Aún así sabes cuando está puro. Si respiraras aire impuro, o gas, sabrás distinguir y sentir también – aún siendo invisible.

CS: ¿Existe gente que no consigue creer en la verdad?

CL: Existen muchos que quieren creer en la verdad, pero no lo consiguen. Otros que consiguen creer, pero no obedecen. Otros creen en ella falsamente, intentando vivir en una casa que no es para ellos. Quien está separado de Dios por algún pecado, difícilmente consigue apoyarse sólo en la verdad y depender sólo de ella sin salir decepcionado. O mezcla todo, o rechaza la parte práctica de cualquier palabra verdadera venida de Dios cuando menos espera. Jesús habló de aquellos que pueden creer y de aquellos que no pueden creer.

CS: ¿Quiere decir, aquellos que no consiguen creer?

CL: Sí, eso mismo.

CS: ¿Y porque razón no consiguen creer?

CL: Existen personas que si fueran honestos, no creerían. Y otros que, si fueran honestos, conseguirían creer. Es esto que Pedro dice: “…a los que habéis alcanzado una fe preciosa…”, 2 Pedro 1:1. Esa fe si alcanza; es una dádiva de la gracia de la presencia de Dios. Y para quien las verdades no son realidades aún – las verdades de Dios, claro – debe arreglarse con Dios y ver porque razón su vida interior no funciona de la manera correcta. Debe haber algún pecado que lo separa de Dios, o que hace que su fe no sea “viva” y simple, antes hace que parezca un carro cargado de piedras que necesita de muchas mulas para que sea estirada a través de la obstinación. La fe de Dios anda sola.

CS: ¿Cómo es que eso funciona así de ese modo? Es que eso es una novedad para mí.

CL: Cuando una cosa es una novedad para ti y es real, tienes la opción de creer en ella voluntariamente o no. Como mínimo, das un tiempo para aquello que aún es nuevo y fresco se puedan probar a sí mismos. Por eso es que Dios dice en algunos lugares: “Ahora, pruébenme en esto…”; “Examinadlo todo, retened lo bueno”, 1 Tesalonicenses 5:21.

CS: Pero, ¿no es pecado poner Dios a  prueba?

CL: Puede ser y puede no ser. Dios mandó al rey Acaz pedirle una señal para que no dudara. Y cuando él rechazó la señal, Dios asimismo le dio la señal, Isaías7:10-16.

CS: Entiendo. ¿Eso es porque Dios es novedad para las personas y no debería ser, no es así? Él es justo en ese aspecto también. Dios debería ser el compañero más intimo, ¿no crees? Así, habituados a Él y Conociéndolo cada vez mejor, no sería complicado creer cuando Él estuviera hablando.

CL: Sí, claro que Dios es justo. Es muy triste Dios ser aún novedad para muchas personas. Mucho más triste es cuando Él es un completo extraño. Pero, peor aunque esas dos tristezas juntas, son que las personas hablen de Dios, que prediquen el evangelio y Él aún serles un extraño. ¿Eso es mucho peor! ¡Ay de esas personas! ¡No quería estar en la piel de ellas, de ninguna manera!

CS: Pero Dios no hará eso con aquellos que ya lo probaron y saborearon, ¿no es?

CL: ¿Eso que?

CS: ¿Él será justo con aquellos que lo colocan a la prueba?

CL: Para con todos aquellos que probaron la Vida como ella es y lo conocen personalmente, también será justo, que tanto si creen en Él y que después le sean obedientes, o si no creen en Él.

CS: ¿Será justo de una forma mala para mucha gente?

CL: De forma mala sólo para los que dudan en la cara de la verdad. Pero, quien duda así, debe intentar cambiar el corazón por encima de intentar creer en la verdad que oyó. Él duda porque su corazón es perverso y duro. Pero, será cosa buena para el Reino de Dios y para el Bien de forma general si esos fueran juzgados. Sólo no será bueno para el condenado, pero, para el Reino y para el bien universal, será excelente. Dios salva hasta cuando condena. Él libra el mundo del mal y algunos aún podrán ver la condenación de ellos y que se arrepientan por cuanto asumen que lo mismo les acontecerá también si no se arrepintieran.

CS: Entiendo. ¿Todo cuanto Dios hace es bueno entonces?

CL: Sí, todo. Todo es aprovechable.

CS: ¿Y porque razón Dios envía o permite plagas en este mundo?

CL: Para ver si las personas se arrepienten. “El quinto ángel derramó su copa (…) y los hombres mordían de dolor sus lenguas (…) y aun así no se arrepintieron de sus obras”, Apocalipsis 16:10-11.

CS: ¿Y porque razón las personas no consiguen salvarse?

CL: Porque no consiguen creer, o rechazan creer porque están amargados.

CS: Explícame mejor.

CL: Las personas pueden estar amargadas aún (incluso después de arreglarse con Dios) y, por esa razón, rechazan creer porque andan con rabia. Y, peor aún, con su vida contaminan a algunas personas más. “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe y por ella muchos sean contaminados”, Hebreos 12:15.

CS: ¿Y las otras personas que no consiguen creer?

CL: Esas deben estar separadas de Dios por algún pecado. Si fueran honestas, no consiguen creer porque la fe es fruto de una comunión íntima con Dios. Si no hay esa comunión, no existirá el fruto. Pero, si forzaran a que crean de ese modo, sin que la fe sea fruto de Dios, son falsos en un mundo de fantasía. Ellos querían que la verdad fuera verdad para ellos. “De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador”, Juan 10:1.

CS: ¿Y que esperanza existe para las personas que están separadas de Dios por los pecados? ¿Y ya no existe nada más que nos pueda separar de Dios?

CL: Nada más nos podrá separar del amor que Dios derrama en nosotros para que cómo él amemos. Y no existe ninguna esperanza para quien está separado por pecado, pues la única será que se limpien. Así que si se limpiaran de todo lo que los ensucia, inmediatamente allí conseguirán creer en aquellas cosas que son verdad y sólo en ellas. También conseguirán dudar de las mentiras todas y no sólo de algunas. Si creyeran o dudaren en más que eso, continúan con la falsedad que tenían antes. Y, también, no necesitamos limpiarnos de aquello que no nos ensucia – sólo debemos colocar en la luz y lo que es puro se hace más puro aún.

CS: ¿Y porque razón algunos pastores y evangelistas dicen que necesitamos creer en Dios?

CL: Sólo porque los evangelistas afirman eso, no significa que consigas creer cuando ellos hablan. Ellos deberían, primero, crear las circunstancias para que las personas pudieran creer, siendo ellos guiados por Jesús mientras crean las condiciones. Jesús dijo “aquel que puede creer, todo le es posible”, Marcos 9:23. Hasta será posible a cualquier persona salvarse del peor pecado de todos. Después, aquellas personas que llegan a una fe real, deben ser exhortadas e incentivadas a creer y hacer lo que deben hacer (es decir, aquello para que fueron capacitadas); porque, antes no conseguían y no podían; pero, ahora todo se hizo nuevo y diferente. Los otros deben ser exhortados a que se arreglen con Dios primero.

CS: Entiendo. ¿Y después de que se arreglen?

CL: Después conseguirán creer. Debemos enseñar a las personas el camino, el modo y las condiciones primero; debemos llevarlas a aprender cómo guardar los mandamientos de Jesús. Fue eso que Jesús nos mandó hacer: “enseñándolas a guardar todas las cosas que os he mandado…”, Mat.28:20 – ¡enseñándoles el modo de que consigan!

CS: Es muy interesante.

CL: Pero, así que pueden creer, no deben pensar con la cabeza antigua. Esos necesitan ser exhortados y ejercitados a que asuman que todo se hizo nuevo – o que aún se hará. Es una nueva realidad, ahora. “He ahí todas son hechas nuevas”, 2 Corintios 5:17. Esos deben y pueden ser exhortados o animados a que crean en la verdad – sea ella cual sea. Y si es Jesús quien está llamando a la puerta, que crean en Jesús entonces. Él llamará a la puerta.

CS: ¿Y si Jesús no estuviera llamando en mi puerta? ¿Cómo será eso?

CL: Sería una catástrofe muy grande. Pero, Jesús está siempre llamando, no te preocupes. De hecho, la Biblia afirma que los ojos de Dios recorren toda la tierra para mostrarse a todos los que cambian el corazón completamente para con Él, los que se vuelven juntamente con el corazón (con su esencia) para Él, 2 Crónicas.16:9.

CS: Pero, ¿cómo me arreglaré si no creo antes de arreglarme?

CL: ¿Te acuerdas que hablamos sobre los efectos del olor de la comida? ¿Aquella paz que “sentías” sin que te hayas arreglado aún?

CS: Sí, me acuerdo. Ni tengo como olvidar eso. Se quedó marcado en mí.

CL: Entonces, la Vida Eterna viene y hace posible que creas para que te arregles con Dios y puedas disfrutar de todo lo que Dios tiene para ti: el amor, la fe y de todos los otros frutos del Espíritu.

CS: ¿Cómo es que es? ¿Frutos del Espíritu?

CL: Sí, frutos entre tu y Él, cuando te arreglas.

CS: ¿Entre Él y yo?

CL: Eso. Por ejemplo: mi hijo es fruto de una comunión entre yo y mi esposa. La fe y todos los otros frutos del Espíritu son hijos de una comunión entre tú y Dios. Nacen a causa de ella, porque existe. Nadie tiene como impedir que eso acontezca, tal como nadie tiene como impedir que un óvulo fecundado se transforme en embarazo.

CS: ¿Y porque se llaman frutos del Espíritu si nacen en mí y soy yo que los creo dentro de mí?

CL: Por la misma razón que un hijo de mi esposa gana mi nombre. ¿Los hijos ganan el nombre del padre, no es verdad?

CS: Sí, es verdad.

CL: Por esa razón llamamos al amor, paciencia y todo más que viene de Dios, de “Frutos del Espíritu” – ganaron el nombre del Padre. Y nosotros somos la madre de esos hijos. La fe es uno de ellos. El dominio propio es un fruto también. Y, cuando decimos “dominio propio”, hablamos de algo que es nuestro. Pero, al mismo tiempo, es venido y creado por Dios y no es por eso que deja de ser “propio”.

CS: Entiendo.

CL: Entonces, la fe viene de la vida que Dios es. Es fruto del Espíritu y sólo está presente donde está revolviendo el Espíritu.

CS: Entonces, ¿yo necesito tener vida para creer? ¡Eso parece ser un absurdo! Yo casi que diría que necesito creer para tener vida.

CL: Jesús dijo: “Aquel que cree en Mí, tiene la vida eterna”. No dijo que “tendrá la vida eterna” – ya tiene. Ya tiene dentro de él esa Vida sin altos y bajos –lo mismo que esté solo en fase inicial. Por eso cree, por eso consigue creer. Si no cree bajo esas circunstancias, se condena a sí mismo, porque sólo la fe salva de nuestros pecados. Jesús aún dijo: “Si no creyerais, moriréis en vuestros pecados”. Quien tiene esa vida cree, y quien consigue creer, consigue salvarse de cualquier tipo de pecado – hasta de los peores. ¡Haya fe de ese tipo!

CS: Pero ¿no es quien cree que va a tener vida?

CL: Es la vieja cuestión de la gallina y del huevo: ¿cuál de los dos apareció primero? ¿La gallina o el huevo?

CS: Yo creo que fue la gallina, pues Dios creó la gallina.

CL: También encuentro. Entonces, en primer lugar viene la Vida y, después, el fruto de esa Vida Eterna dentro de nosotros: la fe. La fe es el huevo y la gallina es la Vida de Dios en nosotros. Por eso es que Jesús dijo lastimado: “¡y no queréis venir a mí para que tengáis vida!” Juan 5:40. Pero, por otro lado, Juan también habló de creer para que tengamos vida, Juan 20:31. No sabemos dónde una cosa comienza y donde la otra acaba. Será siempre la vieja cuestión entre el huevo y la gallina.

CS: Entiendo.

CL: Pero, tanto la fe como la Vida, son dones – dádivas de Dios – sean ellas dádivas directas o indirectas, fáciles de alcanzar o por las cuáles tenemos que luchar mucho. Importante es que tengamos como dádivas y que no sea nuestra propia cosa. “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor; por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura para ganar a Cristo y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe”, Fil.3:8-9.

CS: ¿Y tiene más cosas en la Biblia que digan eso de ese mismo modo?

CL: Tiene mucho de eso en la Biblia. Eso es lo que no falta allá. La Biblia habla mucho en la justicia propia, en la cabeza propia (¡propia cabeza!), entre otras cosas. “Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”, Romanos10: 3-4.

CS: Entonces, si la fe es don de Dios, aunque yo sea la madre – la barriga incubadora de ese don – si Dios no opera en mí, ¿no puedo creer? ¿O será que no debo creer?

CL: Nosotros debemos poder creer en una verdad cuando ella se hace nuestra.

CS: ¿Y si alguien intentar “creer” cuando no puede creer? ¿Es posible que eso acontezca?

CL: Se condena también, pues es falso. Está saltando el cercado.

CS: Entonces, ¿podemos ser condenados cuando no creemos y cuando creemos también?

CL: Sí.

CS: ¡Pero para mí eso es difícil de creer y muy difícil de aceptar!

CL: Por esa razón es que esos pastores falsos serán condenados; pues ellos nunca se arreglaron con Dios y hablan cosas de sus propios corazones, conforme las entienden. Ellos están en el fondo del mar usando sus últimos alientos para mandar a los otros a que respiren debajo del agua. ¡Y les roban sus diezmos y todo lo demás que tienen – hasta sus vidas ellos roban porque no los dejan ir a respirar de otro modo!

CS: ¿Cómo es que fueron a parar en el fondo del mar?

CL: Naufragaron. ¿Cómo es que se va a parar en el fondo del mar? La conciencia sucia nos hace naufragar. Esa fe será responsable por un naufragio de serios riesgos. Pablo dijo Timoteo, un evangelista avisado: manteniendo una buena conciencia, la cual echando de sí, algunos hicieron naufragio en la fe”, 1 Timoteo 1:19. Esa fe es el hijo y a través de ella los corazones se irán purificando, paso a paso. Sin ella de ese modo, estaremos perdidos y nunca veremos a Dios – ni ahora ni después. “Los limpios de corazón verán a Dios”, Mateo 5:8. Por eso, sólo los que se limpian van a conseguir “purificar sus corazones por la fe”, Hechos 15:9. ¡Y, sin una conciencia limpia, esa fe naufraga, y con ella, allá se va el corazón puro! Y la propia persona también va junta para el fondo del mar.

CS: Sin esa fe perdemos mucho…

CL: Es verdad. Y cuando la tiene, necesitas sólo adaptarte a la una nueva realidad. Y, si tuvieras una fe falsa, no tienes esa fe purificada y transformada. Si no te limpias, sales perdiendo mucho porque es por la fe que nos salvamos de todo – hasta de nosotros mismos. A través de la fe conseguimos – desde que no sea fingida. “Porque, todo aquel que es nacido de Dios, vence el mundo (vence el pecado, a él propio también o cualquier otra cosa); y esta es la victoria que vence el mundo: nuestra fe”. 1 Juan 5:4. Importante es que la fe nos salve de esas cosas. ¡Los otros milagros son lo de menos – ese es el mayor!

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