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ANDANDO EN LA LUZ Y VENCIENDO

 

CS: Pero, existe una cosa que me confunde.

CL: ¿Cuál es?

CS: ¿Cómo es que consigues vivir sin pecado, si es que vives?

CL: ¿Estás preguntándome si yo voy a tener añoranzas de pecar, es eso? ¿Cómo es que voy a conseguir vivir sin pecar porque tendré añoranzas? No tengo añoranzas de esa vida antigua. Ella me lastimó mucho, dejó muchas cicatrices que sólo el cielo podrá curar. No bastaba haber nacido lejos de Dios y aún vivir lejos de Él durante mucho tiempo también.

CS: No, no es eso. Lo que a mí me gustaría saber es, como es que eso es posible? ¿Cómo consigues vivir sin pecar?

CL: Entendí ahora. Pensaba que estabas insinuando que el pecado era una cosa linda y de la cual se puede tener añoranzas. Pero, a quien no le gusta el pecado, no peca. Es cómo a quién no le gusta las bebidas cola, si no le gusta, no bebe. Quien está muerto para las bebidas cola no las bebe y bebe agua porque necesita beber, su organismo pide que beba. Del mismo modo, mi espíritu rechaza el pecado y bebe de otra fuente que aprendió a amar y a apreciar.

CS: Quiere decir que, quien peca, por mucho que se queje, ama pecar y por eso ¿es que peca?

CL: Sí, es eso lo que quiero decir. Esa es la verdad. Si su corazón cambiara, deja de pecar.

CS: Pero a mi no me gusta reconocer que me gusta pecar. Me siento apenado delante de las personas cuando reconozco que me gusta pecar. Parece que necesito mentir para vivir como me gusta. Es como se viviera escondido, mostrando una cosa y viviendo otra.

CL: Eso lo opuesto de andar en la luz, de cierta forma es eso. Las personas cuando quieren pecar y quieren continuar pecando, o dicen que no pueden parar con su conducta para tener justificación para lo que hacen o como hacen; o entonces para que puedan continuar con sus vidas pidiendo la aceptación de las personas que ellas quieren agradar por causa de sus propios ataques de conciencia (porque creen que, si alguien los acepta y entiende, ellos también se aceptan y entienden a sí mismos); o hacen parecer cosa bonita el pecado para nunca parecer mal, dándole otro rostro y otra figura, sentimentalismo, sensacionalismo, romanticismo y muchas otras cosas más (y para eso necesitan apenas hablar que es bueno por consecuencia, rechazando y alterando todo lo que Dios pueda hablar o entonces dicen que no es Dios hablando y dudan); o, entonces, fingen que no pecan y aparentan las reglas que tienen de una buena conducta (porque sus reglas no siempre son buenas, pero, ellos cumplen las que tienen).Hacen todo para agradar a las personas por que creen que la opinión de las personas es el barómetro principal de una vida o de una vivencia. Todos se dejan amonestar por la opinión pública, pero nunca se corrigen.

CS: Y, si vivimos para Dios, ¿la opinión de las personas deja de contar? A mi no me gusta lastimar a los otros…

CL: Eso de no lastimar a los otros es pura fantasía. Acabas siempre lastimando a los otros porque todas las mentiras tienen siempre piernas cortas. Y la verdad, lastimando o no, acaba siempre por ser bien entendida.

CS: Y ¿tiene alguna receta especial para cambiar nuestro corazón y no estar sólo cambiando nuestra conducta? Es que siempre creí que, si el corazón cambiara, la conducta seguiría atrás. Pero existe cualquier cosa que me impide llegar a ese conocimiento, a ese punto, o entonces estoy haciendo las cosas de manera muy errada. La única cosa que hago es intentar cambiar mi conducta y no resulta muy bien - sólo cuando soy fingido es que resulta.

CL: Primero deberías ver si no tienes nada, ningún pecado que te pueda estar separando de Dios. Te vas a sentar solo con Dios, colocas cada pecado antiguo y reciente delante de Dios, uno por uno, aquellos que nunca colocaste o los que repetiste. Tengo la certeza que, después, las cosas se abrirán para ti. Precisas, enseguida, pedir perdón a las personas también, aunque el pecado en cuestión sea muy antiguo y aunque la persona ya se haya olvidado de él. Dios no se olvidó de él. En la Biblia Dios dice así: “y no consideran en su corazón que tengo en memoria toda su maldad; ahora les rodearán sus obras; delante de mí están” Óseas 7:2. Si la persona olvidó o si tú te olvidaste, Dios aún se acuerda porque Él no se olvida. Sólo después de eso es que podremos hablar de la muerte del pecado.

CS: Y ¿cómo muere el pecado después de eso?

CL: Todo pecado muere como los vampiros morían en aquellas leyendas de vampiro: “exponiéndolos a la luz”.

CS: Explícame mejor, por favor.

CL: Las personas intentan vencer aquello que los vence, luchando, reclamando, escondiendo e ignorando su pecado. Ahora, si luchamos contra un enemigo poderoso en su territorio, aún venciéndolo en ciertos aspectos, asimilaremos su ambiente porque nos envolvemos con el pecado luchando y cogiendo en él, ya sea acusando o defendiéndonos. Si nos defendemos, cogemos la vida de quien le gusta pecar en nuestra mano y nuestra mano se hace impura; si nos acusamos, mantenemos el pecado con vida. Entonces, el secreto está en exponer ese pecado y no en combatirlo de la manera convencional.

CS: Exponer ¿cómo?

CL: Exponer revelando, ¿no es así?. El territorio de los pecados son las tinieblas. Siendo así, lo que los matará es colocarlos en la luz y que nunca nos debatiéramos con ellos o contra ellos dentro de su territorio. El pecado sólo muere si él lucha con nosotros en nuestro territorio, desde que nuestro territorio sea la luz.

CS: Yo me acuerdo como los vampiros morían. Eran colocados en el sol, ¿no es así? Y no resistían más y todos los que habían sido mordidos por el vampiro eran reestablecidos después de que él había muerto.

CL: Aunque esa historia sea una fantasía legendaria, sirve como una buena ilustración. Todas aquellas áreas de tu vida que fueron mordidas por el vampiro que existe en ti y que no consigues hallar porque se esconde muy bien de toda la gente, serán reestablecidas después de la muerte del vampiro. Si consiguieras que él sea crucificado con Cristo sin lástima, todo lo que él mordió será reestablecido y rehecho. Todo volverá a la normalidad, a su estado original y volverá a ser como aquella imagen con la cual Dios nos creó en el inicio de la creación.

CS: Yo creo que eso es demasiado bueno para ser verdad. Las cosas buenas nunca me acontecen.

CL: ¿Y tú crees que quedarse sin pecar es bueno?

CS: ¿Es extraño, o no es? Pero yo reconozco que son mis pecados los que me hacen sentir impotente y que me quitan todas las fuerzas. Siento que el agotamiento es una consecuencia y nunca una causa. Y también me gusta tener la atención de los otros y vivir lejos del pecado a nadie le gusta. Es un precio alto para pagar un pecador.

CL: Pero será un precio bajo para un santo. Bastará que seas santo para que tus ideas cambien contigo.

CS: Cambiar de idea ¿cómo? ¿Yo sólo desearé aquello que debo desear cuando muera para el pecado?

CL: Sí, claro. Resucitarás en una nueva vida inmediatamente, la cual necesitas aprender a amar y a vivirla del modo de ella.

CS: ¿Y los antojos que tengo ahora, mis sueños y todo lo de más?

CL: Ellos mueren todos, uno por uno, tal cual nacieron.

CS: ¿Mueren? Así… como diré… ¿dejarán de existir?

CL: Sí, no te acordarás que fuiste soñador.

CS: Tengo pena de que mis sueños y antojos mueran así. Aún si fuera una muerte fingida o aparente… pero no es. Tengo pena de ellos y siento un ahogo sólo de pensar que no los echare de menos.

CL: La opción es tuya. Quien siente pena de la muerte, odia la vida y viceversa. Y Dios nos juzgará más por aquello que gustamos que por aquello que hicimos, aún sabiendo que seremos juzgados por ambas cosas. Quien muere para lo que mata, vivirá para aquello que da vida, tal como Jesús murió para el mundo y resucitó para una vida nueva, para una vida diferente, donde, hasta el modo de conseguir alcanzar las cosas, cambia. “Aquí en la tierra del modo que se hace en el cielo”, dijo Jesús.

CS: ¿Y si yo no consigo?

CL: Ese tipo de duda sólo existe en quien no quiere creer que puede morir. Pero si no mueres, no vivirás también. Jesús dijo que si una semilla no muere, ella nunca se convertiría en árbol.

CS: Bien, todo que me hablaste es muy bonito de oírse, pero ¿qué acontecerá si yo no quisiera hacer o rechazara todo que acabo de oír?

CL: Si no colocaras todo en práctica inmediatamente y aún aquello que Dios te irá mostrando porque colocaste en práctica algunas cosas, irás empeorando tu estado de salud. Nadie se queda igual después de oír la verdad, o empeora, o mejora. Cada día que pasa, las opciones disminuyen hasta que existen sólo dos opciones: vivir, o morir. Pero, en la verdad, es vivir o continuar muerto, más muerto para Dios y para la vida.

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