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SOBRE LA SALVACIÓN

 

CS: ¿Yo puedo continuar pecando si soy salvo?

CL: ¿Estás salvo de qué si pecas?

CS: No iré hacia el infierno, iré a vivir con Dios y oír como los ángeles cantan. ¡Debe ser muy bonito ser salvo!

CL: ¿Tú crees en eso? Que salvación es esa, ¿que lleva hacia el cielo solamente y que sólo salva del infierno?

CS: Bien, ¿quieres que sea sincero?

CL: No desearía otra cosa. Respóndeme.

CS: De vez en cuando, tengo una duda fuerte dentro de mí. Y, lo peor de todo, es que no sé como responder a ella. Yo creo que nunca viviré ni cantaré junto con todos aquellos ángeles.

CL: Si los que andan bien con Dios entran en duda sobre muchos asuntos, imagina quienes tiene razones de sobra para dudar, ¿no es así? Pero, si no entras en el cielo, será sólo porque no fuiste salvo de aquello que te impide entrar. Y el infierno nunca impidió a nadie que entre – antes por el contrario, motivó a muchas personas a que den más atención a los detalles de todo cuanto Dios tiene para decir. Dios no nos salva de ir hacia el infierno, pero nos libra de ir hacia ese lugar que fue Él mismo que lo creó, salvándonos de otras cosas. ¡Es un lugar horrible, vacío!

CS: ¿Y yo tengo razones para dudar?

CL: Quien duda cuando debe dudar, es creyente. Quien cree siempre que debe estar en la duda, es mentiroso e incrédulo.

CS: ¿Cómo es que un creyente duda? ¿O cree, o duda, no es así?

CL: Pero, quien cree en la verdad va siempre dudar de la mentira y viceversa.

CS: ¿Cómo viceversa? ¿De que manera?

CL: Quién no cree en la verdad, va a dudar de la verdad y creer en la mentira fácilmente. Quien duda de la mentira porque cree en la verdad y en la realidad sólo, tiene capacidades de persona verdadera y esas capacidades se hallan en estado funcional dentro de ella misma. Por esa razón Jesús dijo “Bienaventurado aquel que, cuando su Señor viniere hallare haciendo así”, es decir, estar funcionando del modo que debe y puede. Pero, yo concuerdo que dudar no es lo mismo que aborrecer y despreciar con certidumbre. La Biblia misma dice que la fe es la “certeza de las cosas”. Es penoso que muchos “crean” sin tener la certeza. Aún si creyeran en la verdad sin tener la certeza, sería un mal menor. Quien duda no tomó una posición aún, pero puede tomarla a favor de la verdad y contra la mentira. Pero, aún no habiendo tomado posición firme contra la mentira, siempre es mejor que creer en la mentira, ¿no crees?

CS: Pero yo tengo miedo de engañarme y, por esa razón, prefiero continuar como estoy.

CL: Entiendo. Pero, aún entendiendo, continúa siendo un absurdo. Sería lo mismo que decir así: “¡Porque me estoy ahogando, prefiero quedarme como estoy! Prefiero no coger la tabla que vino con la onda del mar, la cual me golpeó en la cabeza y me hirió. ¡Ahora no quiero confiar ni en las ondas y ni en la tabla! Continuaré como estoy.” No encuentro eso normal.

CS: Tú me haces reír también. ¿Cómo es que alguien que se está ahogando no coge una tabla porque le golpea en la cabeza?

 

CL: Más es eso lo que te estoy preguntando. Y es una pregunta muy válida. La Biblia dice: “No volvieron hacia la mano que los hería”. Es tan válida esa pregunta como sería preguntar porque razón una conciencia sucia nunca se limpia si tiene la sangre de Jesús aún allí mismo más próximo que cualquiera otra cosa en este mundo que cualquiera otra cosa en este mundo.

CS: Tenía que sobrar para mí. Parece que mis propias palabras están todas apuntadas contra mí como flechas afiladas. Sólo que no sé si son mis propias palabras o si eres tú que sabes usarlas muy bien para alcanzarme. Me quedo en la duda.

CL: Es normal que dudemos si los buenos motivos son realmente buenos cuando creemos y aceptamos los malos motivos y los tenemos como ideales o idealizados. Pero, es un absurdo a cualquier persona dejarse perder – es un absurdo de aquellos que nadie puede entender. Por eso es que la Biblia afirma que, quien se pierde, es tonto. Sólo puede ser tonto. Es un problema de raíz.

CS: Pero ¿cómo es que es un problema de raíz?

CL: La salvación que Jesús pensó e ideó para nosotros, lidia con la raíz de nuestros problemas y no sólo con la parte exterior. Y, como no lidia solamente con la parte exterior, tampoco irá a lidiar con las apariencias – a menos que lidie con la mentira en el corazón (es decir, con el corazón de mentira). Si el corazón de mentira cambia, la apariencia deja de ser aparente y pasa a ser una prueba real y una manifestación de aquello que realmente si pasa dentro de nosotros.

CS: Pero, ¿fue Dios quién nos creó así? ¿Fue Él quien hizo nuestra raíz así malvada? Él quería ser el único santo del Universo y nos hizo así ¿de ese modo?

CL: No, de ninguna manera. Dios gana gloria a través de los que son santos y no de los que se pierden. Y menos mal que eres honesto – por lo menos en la forma como preguntas esas cosas. A ese tipo de preguntas Dios responde también si le preguntas a Él. Por esa razón te respondo también. Las personas se quedan con raíz perversa y cruda cuando pecan de alguna manera. Cuando alguien peca, se separa de Dios y su íntimo cambia con eso. Y cuando algo está crudo, podemos cocinar del modo que quisiéramos, ¿no crees?

CS: Está bien. No sabía que era honesto. Todos dicen que soy mentiroso y yo no me encuentro mentiroso – ni cuando soy.

CL: Bien, puede ser que no te encuentres mentiroso porque hablas mucho contigo mismo en tu corazón y no consigues encubrir nada para ti mismo. Pero, no significa que no encubres para los otros y no significa que, reconociendo, el mal se hace aceptable. En la verdad, reconociendo el mal, se queda expuesto para ser liquidado. Sería cómo colocar un blanco en plena luz para ser alcanzado con una arma eficaz.

CS: Voy a intentar colocar en la luz para ti entonces.

CL: Quien sabe tu raíz ya está cambiando. Después, por los frutos veremos si cambiaste y si aceptaste el cambio después de haber ocurrido. Muchos quieren volver a aquella vida antigua así que encaran la nueva. Nacer de nuevo es condición para que entremos en el cielo, pero no es garantía. Jesús aún dijo, con cierto dolor, es claro, que “y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: el añejo el mejor”, Lucas 5:39. Y Saúl también se perdió después de haber sido cambiado por la mano de Dios y haber sido lleno de Espíritu Santo después de haber cambiado. Son realidades tristes, pero, no por eso dejan de ser realidades. Nunca debemos ignorar una cosa sólo porque ella es triste, ¿no es así?

CS: Pero, ¿“el añejo” es el qué? Y ¿porqué dice que él es bueno si no es bueno?

CL: Cristo usó una figura aquí. Él se está refiriendo a vino añejo y vino nuevo para ejemplificar la lucha que existe en quien bebió del pecado. Quien bebió pecado se queda con una raíz carnal y sólo actúa mediante aquello que es por dentro porque se separó de Dios. Pero, cuando Jesús nos hace nacer de nuevo, cuando nos da una naturaleza nueva, podemos esforzarnos para que ella dé fruto y dé correcto. Entonces, no tendrá como dar equivocado. Pero, si nuestra naturaleza interior ni fue cambiada, podemos esforzarnos hasta que nos quedemos morados que, la única cosa que va a cambiar, es nuestra apariencia.

CS: Entiendo. Entonces, no es malo que nos esforcemos? Mi pastor dice siempre que no es por la fuerza que conseguimos las cosas.

CL: No, no es malo. Dios dijo Josué “esfuérzate y ten buen ánimo”, como si él ya consiguiera quitar buen ánimo de dentro de él mismo. Pero, eso es sólo porque él había cambiado y dentro de él existía una fuente de vida, aquello que Dios le decía para exteriorizar. También le dijo aquello para que él no se guiará por las circunstancias que mienten siempre cuando Dios está en nosotros. En la verdad, cuando éramos perversos e inicuos, nuestro esfuerzo terminaba en cansancio, en desánimo, en una falta de paz enorme, porque aquello que intentábamos hacer contrariaba nuestro corazón debido a que él era de naturaleza diferente. Pero, después de que somos cambiados porque buscamos a Dios específicamente para eso (siendo que muchas personas buscan a Dios por otras cosas y no para eso específicamente), nuestro esfuerzo obtiene resultados que permanecen para siempre y, porque pertenece a la nuestra nueva naturaleza, se renueva después del esfuerzo y no se siente cansado después de la obra hecha. Y Dios nos cambia, seguramente. Solo tendremos que asumir los cambios. Todos en Dios se renuevan cada momento y se sienten renovados – es algo que no pueden evitar que acontezca. Pero, cada creyente real que no se esfuerza en Dios, se sentirá muy cansado descansando. Las leyes de la nueva naturaleza son diferentes: las personas se cansan si se quedan paradas en aquello que es la voluntad de Dios para ellas. Eso es una causa de depresión en los humanos.

CS: ¿Y si la voluntad de Dios es que esa persona se quede parada y esperando?

CL: Si fuera ese el caso, ella sentirá cansancio cuando se esfuerza. Ella debe esforzarse para mantener la esperanza y la expectativa mucho viva mientras espera en el Señor. Sólo así los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, Is.40:30,31. Jesús aún dijo: “¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿se tardará en responderle? Os digo que pronto les hará justicia. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?” Luc. 18:7-8. Otra triste realidad sobre insensatos que no saben mantener sus esperanzas que no engañan. ¡Pero, aquel que no sabe mantener la esperanza que nunca engaña, sabrá asegurar una esperanza falsa, o una que engaña y defrauda o que engañe solo al final de todo!

CS: Yo me quedo abismado con las cosas que me dices. Me puedes explicar lo que es la salvación entonces? Me quedé confuso. Yo tenía otra idea de la salvación y ahora me quedé con un nudo en mi cabeza que no estoy consiguiendo desatar.

CL: Bien, para que desatemos ese nudo, necesitas quedarte quieto. Calma tu mente y esfuérzate para pensar en las cosas de Dios, en las realidades. Jesús dijo que no gustarías del vino nuevo y por esa razón nos avisó, para que nos esforcemos para gustar de él porque ese vino es realmente bueno. Es del mejor que hay y precisas esforzarte para que gustes de él. Vale la pena el esfuerzo. No dejes tu mente desviarse cuando oyes la palabra de Dios, pues, quien ya bebió del vino añejo, no consigue mantenerse atento a las cosas que lo salvan de él mismo sin esforzarse. Para eso necesita aplicar todo su esfuerzo. Por eso Dios nos dijo “amarás a tu Dios con toda tu fuerza” también. Después, cuando ya consiguieras amar las palabras de Dios sin esfuerzo, necesitarás cambiar tu modo de nuevo. Pero, de momento, vale la máxima que dice: “Si tu ojo te hace tropezar, arráncalo y échalo lejos de ti”.

CS: Voy a intentar, ¡pero no prometo que me gustará lo que no me gusta!

CL: En primer lugar, Dios salva a quien ya es pueblo de Él.

CS: ¿Cómo es que es eso? Si ellos ya son pueblo de Él ya son salvos, ¿o no son?

CL: ¡Pareces Nicodemo preguntando! Cuando el ángel de Dios apareció José, anunció a Cristo cómo aquel que salvaría a Su pueblo, Mateo 1:21.

CS: ¿Y la Biblia no dice que Jesús vino a salvar el mundo todo? Por eso es que me considero salvo, pues estoy en el mundo y Jesús ya vino y yo soy cristiano.

CL: No es cierto eso. Jesús tiene como salvar todo el mundo si el mundo entero se puede hacer Su pueblo.

CS: ¿De que salva Él entonces? ¡Mi nudo se está hinchando! ¡Ahora me quedé muy confundido! ¡No sé si continuaré oyendo todo que me hablas! Ni las iglesias más correctas hablan esas cosas así.

CL: Concuerdo que las iglesias dicen muchas cosas del modo que las entienden. Pero, debemos oír lo que la Biblia nos dice.

CS: Pero, ¿cómo es que entenderé la Biblia sin que me expliquen?

CL: Si preguntas a Jesús y tuvieres la paciencia de esperar que Su enseñanza llegue a ti y coja en tu corazón poderosamente, cuando practiques también lo que entendiste a través de Él y que creas Su instrucción de alma y corazón aunque un pastor intente contrariar aquello que Él te enseñó personalmente, llevando la Biblia en serio sin añadir en ella aquello que deseamos (o aquello que desearíamos que ella dijera), entonces entenderás la Biblia de verdad. En la verdad, la Biblia no necesita de interpretación, pero de cumplidores. Los cumplidores la entienden muy bien – o comienzan a entender como tiene sentido!

CS: Todo bien. Concuerdo que nunca intenté concordar con La Biblia y usé la disculpa que ella era demasiado confusa para serle obediente. A veces se hizo confusa, pero otras veces usé eso sólo como refugio y argumento sin que fuera verdad. Por ejemplo, ahora estoy confundido. Pero, ni por eso estoy usando eso para no esforzarme a entender lo que me dices. Y quiero saber si, de hecho, aquello que me dices viene en la Biblia.

CL: ¡Haya más personas que contesten los verdaderos!

CS: Por favor, no aumentes el nudo de mi confusión. Explícame eso de la salvación.

CL: Está correcto, voy a intentar. Pero, quédate quieto entonces, porque si no te quedas no podrás saborear de forma que vengas a gustar. Cualquiera que come una cosa que no le gusta, sólo come con el objetivo de probar. Pero, necesitas comer con el objetivo de que te alimentes, pues viviste con hambre durante mucho tiempo y no sabes que esto te sacia y tampoco sabes lo que es comida. Y, si no gustaras, necesitas comer cómo aquellos que necesitan beber un medicamento amargo que cura.

CS: Está correcto, voy a quedarme lo más quieto que puedo entonces.

CL: En primer Lugar, Jesús salva a quién es Su pueblo. No podía ser de otra manera. Si quisieras que Jesús te salve, necesitas hacerte una persona que forma parte de los que creen en Él y solamente en Él. Quien cree en una sinagoga, en una iglesia y también en Él, no tiene oportunidades de salvarse de verdad. Puede creer que está salvo, pero eso no es ser salvo.

CS: Pero, ¿las iglesias no hablan de Dios?

CL: Hablan, sí. Pero era de esperar que el diablo use este medio tan eficaz para engañar, ¿no es así? Si el arte del diablo es engañar y ser engañado, no me admira que enseñe a las personas a que se engañen a ellas mismas. Es de esperar que debemos oír, entender y aceptar a Jesús tal cual Él es y como Él habla. Quién no haga eso, corre serios riesgos de ser condenado – por muy honesto que sea siguiendo las doctrinas de su iglesia. Jesús dijo: “¡Sígueme!” Él no dijo que sigamos a nadie más. Y quien no enseña como seguir a Jesús, enseña mal y no debería ser iglesia.

CS: Entiendo.

CL: En cuanto a la salvación, Dios salva a quien ya es Su pueblo. Pero los salva de sus pecados. Por esa razón Jesús dijo así, colocando las cosas por orden natural: “si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”, Juan 8:31,32. Así que, para que seamos libres, implica que algo nos atrapa y que seremos salvos de lo que nos atrapa. Y sólo será salvo quien esté en condiciones de conocer la verdad experimentándola a través de la vivencia personal.

CS: ¿Dónde dice eso en la Biblia? Pero, ¿que diga igual a lo que me estás diciendo ahora!?

CL: En varios lugares la Biblia dice eso así de ese modo. En la verdad, esa es la verdad central de todo aquello que Jesús vino a hacer al mundo y de toda la Escritura. En el primer libro del Nuevo Testamento leemos así: “Y Su nombre será Jesús, porque Él salvará Su pueblo de sus propios pecados”, Mat.1:21. Son nuestros pecados que son responsables por la falta de paz, de amor, de fe y de todo que es real de parte de Dios. El pecado hace a Dios irreal y desconocido porque nos separa de él sin que nos demos cuenta de eso.

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