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SOBRE LA PALABRA DE DIOS

 

C_SUCIA: ¿Estás leyendo tu Biblia?

C_LIMPIA: Sí, es la Palabra de Dios. Ella es como un teléfono: cuando suena, nosotros atendemos.

C_SUCIA: Pero yo no la entiendo mucho. Y cuando leo me pongo a pensar en otras cosas y no veo nada de especial en ella. Sólo temo por el nombre que ella tiene. Es el libro más vendido desde siempre, ¿no es así?

C_LIMPIA: Aunque no fuera el libro más vendido, siempre sería la palabra de Dios.

C_SUCIA: Es mejor leer la Biblia dentro de la iglesia. Allá el ambiente es más favorable y tenemos respeto por la Biblia.

C_LIMPIA: A mí no me gusta la forma en que se lee la Biblia dentro de la iglesia. Y también, nosotros atendemos un teléfono cuando él toca y no cuando vamos a la iglesia. Y la Biblia es como un teléfono: cuando suena, atendemos. Y cuando lo queremos conectar también lo cogemos y hablamos.

C_SUCIA: Así es, para mí, leer dentro o fuera de la iglesia es lo mismo: no entiendo nada y no entiendo por qué razón debemos tener nuestra hora religiosa con una cosa que no entendemos.

C_LIMPIA: Ese es el problema. El problema no está en la Biblia, y sí en quien la lee.

C_SUCIA: ¿En mí?

C_LIMPIA: Si no entiendes la Biblia siempre que la estás leyendo, el problema está en ti. No hay otra explicación. El Inglés tiene sentido para los ingleses, ¿no es verdad? Ellos entienden el lenguaje. Pero para quien no es inglés, no tiene sentido para quienes se ponga a oír a quien se expresa en ese lenguaje. Que leamos la Biblia lejos de Dios será como oír a un extranjero explicarnos una cosa interesante, o sea, no habría nada de interesante para nosotros. Lo mismo se podrá decir de todos los lenguajes, incluyendo el lenguaje de la Biblia. Quién es oveja, oye, tal como quién es Inglés oye cuando le hablan en su lenguaje. ¿El problema está en el inglés o en quien no lo entiende? ¿Está en el lenguaje de la Biblia o en quien la lee?

C_SUCIA: ¿Cómo así?

C_LIMPIA: El Señor Jesús dijo que, quien es oveja oye al pastor. Si nos hiciéramos ovejas, si halláramos el modo y el camino de hacernos ovejas, comenzaríamos a entender el lenguaje de la Biblia también. Los chivos no entienden lenguaje de oveja y viceversa. Nosotros no debemos intentar aprender como es esa voz que sólo las ovejas oyen para que entendamos y descifremos, debemos antes hacernos ovejas. Porque si intentamos descifrar la voz mientras no somos ovejas, luego el pastor de los chivos imitará aquello que creemos que es la voz de Dios. Y así seremos engañados porque aún no somos ovejas y sólo oímos al engaño. Y como aún somos chivos de verdad, oiremos el lenguaje de chivo. Sólo las ovejas logran tener amor para aprender el lenguaje de la Biblia, mientras el chivos creen que será una pérdida de tiempo. Las ovejas entienden que el problema nunca estuvo en la Biblia.

C_SUCIA: ¿Estás ofendiéndome de nuevo? ¡Ya he aceptado el Señor Jesús!

C_LIMPIA: ¿Y por qué no entiendes la Biblia aún?

C_SUCIA: No lo sé.

C_LIMPIA: ¿Y por qué te ofendes? ¿Has visto a una oveja reclamar estando muerta? Mientras la verdad sea una ofensa para ti, no eres oveja y todavía actúas como un chivo. Porque del mismo modo que un chivo puede intentar imitar a una oveja a través de la apariencia, la oveja puede creer que aún es chivo también y hacer cosas extrañas. Jesús dijo que los que son de Él lo oyen y Él sólo habla la verdad. Si la verdad te ofende, si no tienes capacidad de alegrarte cuando Jesús te habla o cuando la verdad te quiere corregir, necesitas cambiar tu corazón y no solamente las actitudes. Cambiar actitudes será como  un chivo intentar ganar los hábitos de oveja sin que tenga que hacerse oveja por adentro, como alguien queriendo ser oveja apenas por afuera.

C_SUCIA: Si voy a la iglesia y canto de todo corazón, con todas mis fuerzas ¿aún así no soy oveja?

C_LIMPIA: Quien canta para Dios de verdad no se apercibe que está cantando, pues ni siquiera usa fuerza para estar donde le gusta estar. Las personas que ven novelas no se esfuerzan para seguir las historias y aún se molestan cuando alguien interrumpe su atención a causa del antojo de seguir toda la historia y de que los acompañen y de que entiendan todo el enredo de la historia también. Del mismo modo, si yo amo Dios, necesito de esforzarme mucho para ver esas cosas del mundo. Eso significa que quien usa de fuerza para cantar, para leer y entender la Biblia, es chivo intentando vestirse de oveja y como la ropa que quiere usar no le sirve, usa su fuerza para poder vestirse. Y mientras más fuerza él usa, más creerá que merece vestir aquella ropa que sólo le queda bien a la oveja. Nadie usa fuerza para vestir una cosa que le sirve. La religión es la fuerza que las personas usan para vestir ropas del cielo sin que se transformen o para que eviten ser transformados.

C_SUCIA: Y eso ¿significa que nunca hacemos esfuerzo para leer la Biblia, para despertarnos por la mañana?

C_LIMPIA: No, de ninguna manera, Sólo significa que el esfuerzo físico no se sobrepone al deseo del corazón. El espíritu no es más esclavo del cuerpo, pero sí el cuerpo del espíritu. Para el espíritu viviente sería esfuerzo quedarse en la cama.

C_SUCIA:¿Cómo me hago oveja, entonces?

C_LIMPIA: Es fácil, lo difícil es aceptar que eso pueda suceder a ti. Basta que aceptes ser transformado. Quien transforma tiene mucha facilidad en hacerlo. Sin embargo, al ser transformado debes cambiar tu comportamiento, o sea, perder la forma de chivo de acudir a la iglesia. No me gusta la forma de lectura de la Biblia en la iglesia pues se parece más con una obligación religiosa. Nadie come por obligación cuando come sus comidas predilectas o cuando tiene hambre. Las personas aprendieron a imponer la lectura de la Biblia porque los chivos sólo la leen por imposición y por obligación. Después, siempre que se hacen ovejas llevan esos hábitos consigo. Es más difícil cambiar al creyente que al asesino porque los creyentes leen sus Biblias de modo equivocado y el asesino que nunca la ha leído no necesita cambiar tal hábito después de hacerse oveja.

 

C_SUCIA: Pero, yo ya frecuento la iglesia desde hace muchos años.

C_LIMPIA: Por eso vas a necesitar cambiar muchas cosas. Es que los que están bien con Dios leen La Biblia y los chivos en la iglesia también la leen. Sólo necesitas cambiar la manera, tu interior y tus ojos espirituales. Existen muchos hábitos y muchas cosas equivocadas que necesitan ser cambiadas cuando  un chivo se transforma en oveja.

C_SUCIA: Dame un solo ejemplo.

C_LIMPIA: Ahí te va: las personas creen que necesitan predicar a otros cuando se aperciben de la verdad. Ese es modo de chivo queriendo vestirse de oveja.

C_SUCIA: ¿Cómo así?

C_LIMPIA: Jesús dijo que el que oye Su palabra es como alguien que halla una buena semilla y la siembra en su propio campo. Las personas creen que necesitan llevar las semillas hacia otros campos y hasta forman misiones en el exterior. Sin embargo, un labrador tiene que ser el primero a comer de su siembra. Debemos plantar en nuestra tierra y comer los frutos que sembramos, antes de empezar a distribuirlos a los demás. Jesús habló claramente de un hombre que siembra buena semilla en SU campo, Mateo 13:24.

C_SUCIA: Sigo sin entender. Por favor, explícame mejor.

C_LIMPIA: Voy a ejemplificar a través de una historia de espejos. Había una familia que nunca había visto un espejo. El marido halló uno y lo escondió de toda la gente. Todos los días daba una escapadita y se iba a encontrar con su espejo. Siempre al mirarse, sonreía. La esposa notó que su marido se escapaba muchas veces en secreto. Pensó que él tenía algo con otra mujer y un día resolvió seguirlo. El marido miraba al espejo y sonreía mucho. La mujer se puso más celosa aún. Cuando el esposo abandonó el lugar, ella cogió el espejo para ver quién sería la mujer. Cuando miró, vio un rostro desconocido, pues nunca se había visto a ella misma. Ella vio una mujer fea y se puso muy triste por no aceptar que su esposo la hubiese cambiado por una mujer tan fea como aquella.

C_SUCIA: Entiendo.

C_LIMPIA: La mujer salió llorando y fue a contar a su madre lo que le estaba pasando. Le contó que su marido la había cambiado por una mujer muy fea. La madre quería saber quién sería aquella mujer y preguntó si la conocía. Ella respondió que nunca la había visto antes. Fue entonces que la esposa le entregó el espejo para que ella viera si conocía a la mujer que le traía tanta tristeza. La madre cogió el espejo y gritó horrorizada, pues pensaba que la mujer era joven. No podía creer en lo que veía. Creía que el yerno debería haber encontrado, por lo menos, una amante más joven y menos fea que aquella.

C_SUCIA: Y eso ¿qué tiene que ver con la lectura de la Biblia?

C_LIMPIA: La Biblia es como un espejo que nosotros nunca lo vemos y cuando le miramos creemos que estamos viendo a otras personas y no a nosotros mismos. Todas las veces que sugiero a alguien que se arregle con Dios, la persona que me oye siempre dice que sus familiares necesitan oír aquello que están oyendo y a veces hasta me piden que les hable. Casi nunca entienden que están mirando un espejo y viendo sus propias obligaciones. Una de las maneras de leer la Biblia de forma equivocada es creer que necesitamos predicar a otros lo que estamos entendiendo bien. Muchos no la entienden y aun así quieren explicar a otros lo que entendieron. Por esa razón es que hablan tanto de los pecados de otros cuando oyen el evangelio - porque se ven a sí mismos.

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